Si miramos a Cristo resucitado, miraremos esta desgracia con corazón nuevo - Alfa y Omega

Si miramos a Cristo resucitado, miraremos esta desgracia con corazón nuevo

Monseñor García-Gasco, a las familias de las víctimas del accidente en el Metro de Valencia

Redacción

Al llegar al medio día, toda la región quedó en tinieblas, hasta llegar a media tarde, y a media tarde, Jesús dijo: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». La imagen de Cristo sale a nuestro encuentro en estos días».

Ante la multitud que se agolpaba delante de la catedral, ante numerosas autoridades y los familiares de los fallecidos en el accidente, el arzobispo de Valencia, monseñor García-Gasco, habló en la homilía del funeral, el martes 4 de julio, tras las palabras del evangelio citadas al comienzo, sobre el sentido del sufrimiento, y cómo debemos los cristianos enfocar una tragedia como la que ocurrió en el Metro de Valencia. «También nosotros esta tarde –dijo el arzobispo– nos sentimos abandonados. Hemos perdido la paz. Se me acabaron las fuerzas y he perdido la esperanza, dice la Escritura. Al vernos tan desvalidos, la fuerza se nos acaba, y nos preguntamos: ¿Por qué, Señor, ha tenido que ocurrir esta desgracia? ¿Dónde estaba Dios en ese momento? ¿Cómo pudo tolerar este triunfo del mal? ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia?». Dijo monseñor García-Gasco a los presentes: «Este grito de angustia es, a la vez, el grito de ayuda de quienes sufren las consecuencias del mal en sus vidas. No conocemos los secretos de Dios, sólo podemos ver fragmentos. Debemos seguir elevando ese grito a Dios. ¡Levántate, no te olvides de tu criatura! Humanamente, lo único que podemos decir es que la vida del hombre es frágil, un misterio. No lo comprendemos. Jesús de Nazaret exalta el valor de la vida humana. Cristo en la cruz por amor a nuestra salvación: ésa es nuestra única respuesta. No es un simple anuncio, sino una nueva actitud ante la vida. Las jóvenes buscaban entre los muertos a Aquel que vive. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? ¡Cuántas veces el ángel del Señor nos podía decir esto mismo a nosotros! La resurrección de Cristo y Cristo resucitado es principio y fuente. Si miramos a Cristo resucitado, miraremos esta desgracia con corazón nuevo.

Nuestro Dios es un Dios de vida. Lo que ahora nos parece dolor y muerte, algún día se tornará en un futuro de felicidad y de alegría. Ésta es una promesa que se garantiza en cada Eucaristía.

Junto a la Cruz de Jesús está su Madre. Ella comparte el dolor, el sin sentido y el desamparo. Ella es la que hoy más cerca está de todos nosotros».