Maestros españoles que deslumbraron en Italia - Alfa y Omega

Maestros españoles que deslumbraron en Italia

Norma y capricho. Españoles en Italia, en los inicios de la manera moderna es el título de una exposición en en la Galería de los Uffizi (Florencia) que sigue la huella de varios artistas españoles. En común, tienen haber viajado a comienzos del siglo XVI a la Italia de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel o Rafael. A su regreso, dejaron su impronta en el arte español del momento

Eva Fernández
Detalle de La Sagrada Familia, de Manchuca (1520).

La Italia del siglo XVI rezumaba arte por los cuatro costados. Atraídos por el ambiente cultural que se respiraba en Florencia, Roma y Nápoles, algunos artistas españoles como Alonso Berruguete, Pedro Manchuca, Pedro Fernández, Bartolomé Ordóñez y Diego de Siloé, entre otros, viajaron hasta allí y se convirtieron, a su vuelta, en artífices del estilo renacentista a la manera moderna en suelo español. Tuvieron la fortuna de codearse con Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti o Rafael Sanzio, y entre italianos y españoles se produjo un intercambio artístico tan singular, que ha sido escogido por el museo florentino como buque insignia para inaugurar el programa titulado: Florencia. Un año de arte de la Galería de los Uffizi. La exposición ha conseguido reunir una buena muestra de las obras realizadas por estos artistas durante su estancia en Italia, donde llamaron la atención por la libertad y capricho con que asimilaron las innovaciones de los grandes maestros. En el tratado Diálogos romanos, de Francisco de Hollanda, publicado en 1548, se pone en boca de Miguel Ángel la afirmación: «Ninguna nación y ningún pueblo (exceptuando a uno o dos españoles) puede asimilar perfectamente ni imitar la manera de pintar italiana (de la antigua Grecia), sin ser inmediata y fácilmente reconocido como extranjero, por mucho que se esfuerce y trabaje».

La Galería de los Uffizi se remonta a la época de esplendor de la República de Florencia, cuando, en 1560, a Georgio Vasari se le encargó la construcción de nuevas oficinas. Durante años, parte del palacio sirvió para almacenar la magnífica colección de los Médici, futuro embrión del que sería uno de los primeros museos modernos del mundo. Y es precisamente este museo el que ahora abre sus puertas a un selecto grupo de artistas españoles, entre los que destaca Alonso Berruguete, que en 1507 se asentó en Florencia para ampliar sus conocimientos de pintura. En su obra, se descubre una admiración profunda por Donatello y Miguel Ángel. De Da Vinci aprendió a individualizar los rostros, lo que dotó a sus obras de un fuerte contenido expresivo, como comprobamos en La Virgen de la cinta (1517), uno de los raros ejemplos que quedan en Italia de su actividad como escultor. Como demostración palpable de todo lo que fueron capaces de hacer estos artistas a su vuelta a España, el Retablo Mayor de la iglesia de Santiago, de Cáceres (1565), una de las últimas obras de Berruguete, en la que destacan sus figuras en altorrelieve, casi exentas, a modo de escenario. La Galería de los Uffizi dedica una de sus salas a la aportación de Manchuca al taller de Rafael, con el que colaboró en la decoración de las logias vaticanas. En La Sagrada Familia (1520), junto a la intensidad emotiva de la representación, sorprende la presencia casi escultórica de las figuras que contrastan con el fondo oscuro. En ese mismo espacio, se incluye al pintor murciano Pedro Fernández, con tablas como la de Santiago Apóstol (1717), en la que se le representa con libro y bastón de peregrino, y La Asunción de la Virgen (ca. 1516). La sección dedicada al ambiente artístico napolitano escoge como ejemplo a Diego de Siloé, del que nos presenta una Madonna col Bambino in gloria, que se encuentra en la catedral de la Asunción de María, en Nápoles, y una escultura de mármol que formaba parte de una capilla funeraria: Virgen con Niño (1513-1514).

Los responsables de la muestra no se han olvidado de los artistas italianos que más influyeron en este audaz grupo de españoles. Es el caso de Rafael, con su Estudio para una Sibila (1511-1414), un ejemplo de los cientos de dibujos que esbozaba hasta perfilar las posturas de sus personajes. Destaca la ternura que encierra la Adoración del Niño (1505), de Piero di Lorenzo, y la figura inquietante de San Juan Bautista (1500), de Filippino Lippi, que creó un estilo misterioso, alejado del costumbrismo de la época. Respecto al delicado bajorrelieve de Virgen con Niño (1425), existen dudas sobre su autoría: unos lo atribuyen a Donatello y otros a Luca Della Robbia, pues este tipo de representaciones adquirieron gran popularidad y los dos esculpieron muchas para el culto privado. Así quedan reflejados sólo algunos ejemplos del impacto que causó el Renacimiento en nuestros artistas.

En la Italia del siglo XVI, también se hablaba español. La Galería de los Uffizi lo confirma.