Hambrientos de la Verdad
Hay muchas personas en Vietnam o en Camerún que aún no lo saben, pero se van a beneficiar de las horas de estudio y de formación que están realizando tres seminaristas extranjeros en la Universidad San Dámaso, en Madrid: Julien, Ives y Tran. En el marco de la Jornada de las Vocaciones Nativas 2013, que se celebra el próximo domingo, son tres de los rostros con los que la Iglesia en el mundo muestra que es, de verdad, católica
Hace cinco años, Julien Fabrice vino de Camerún, enviado por su obispo, para llevar a cabo sus estudios de Filosofía y de Teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, en Madrid. Después de un curso en el Seminario de su diócesis, llegó a nuestro país sin hablar ni entender español, pero ahora está terminando algunas asignaturas que le quedan para el grado de Bachiller, y ya se está planteando qué especialidad de Licenciatura cursará el próximo año. Durante todo este tiempo, ha acudido a clase cada mañana a San Dámaso no sólo para adquirir conocimientos; como él mismo explica, «aquí he podido acceder a un buen material, biblioteca, informática, profesores…, pero lo más importante es que he aprendido a hacer vida lo que he estudiado en clase, a estudiar, y llevar lo que uno estudia a la vida». En este sentido, Julien destaca el testimonio de los profesores, que ha ido más allá de los contenidos de las asignaturas: «Aquí he podido comprobar que un profesor da lo que vive. Es eso lo que más convence, porque el ejemplo arrastra más que las palabras. Y eso también me ha ayudado a que yo intente dar todo lo que pueda en los estudios».
Cuando acabe su formación, volverá a Camerún con el recuerdo de «un ambiente muy bueno y muy sano», pero sobre todo con la experiencia de que, en San Dámaso, independientemente del lugar de procedencia de cada uno, «hay algo que nos atrae a todos, que no es simplemente natural, sino que es la caridad. Hay Alguien que nos está uniendo: Cristo. Y todos estamos buscando esa Verdad que nos une. Estamos hambrientos de la Verdad, que es Cristo. Se trata de encontrarlo para poder transmitirLe luego en nuestro entorno», concluye Julien. Y es precisamente esa experiencia de Cristo lo que se llevará de nuevo a Camerún dentro de unos años.
Para la Iglesia
También es de Camerún Yves, del Seminario Redemptoris Mater de Madrid. Éste es su tercer curso en San Dámaso, por lo que puede decir que «ésta es una universidad exigente, ya que tenemos que tener una gran capacidad para ayudar a la gente. En el mundo en que vivimos, hay que conocer bien las necesidades de los hermanos con los que nos vamos a encontrar, y que necesitan de la formación que recibimos aquí. Por eso, necesitan que aprovechemos bien nuestros estudios, para no estar limitados en el futuro». En este sentido, Yves se ve como «un instrumento de la Iglesia, porque recibo todo de ella, gratuitamente, de cara a la misión. En mis estudios, pido a Dios que me conceda entender mejor las cosas para, en el futuro, poder ayudar a los demás, ayudar a alguien en quien Él ha pensado ya, y poder transmitir una palabra Suya. Los estudios aquí, en San Dámaso, no son para mí, sino para poder llevar todo lo que aprendo adonde me envíe la Iglesia».
Compañero de Yves en el Seminario Redemptoris Mater y en las aulas de la Universidad es Tran Van Thuan, de Vietnam, a quien su obispo envió a estudiar a Madrid «sin saber nada de español», explica, lo que le hizo sacar tiempo de donde fuera para ponerse al nivel de sus compañeros; y cuenta que, «aunque al principio me costó mucho, he experimentado que Dios me ayuda; y también los profesores me han ayudado mucho».
Quizá lo que distingue a San Dámaso de otras universidades es una mirada más profunda ante la finalidad de los estudios, ya que, como explica Tran Van Thuan, «algún día tendré que llevar a alguien a Dios a través del sacerdocio; por eso, para guiar bien por ese camino tengo que haber recorrido yo ese camino hacia la Verdad. Lo que yo aprendo aquí lo utilizará Dios para que yo sirva después a la gente, allí donde Él quiera».
El obispo de Palencia, monseñor Esteban Escudero, ha advertido del peligro de «confrontación violenta» en la que pueden desembocar las relaciones sociales en España. En su homilía con motivo de la celebración de la fiesta de Santo Toribio, ha señalado que, «en nuestra sociedad española, estamos atravesando momentos muy difíciles, debido a una profunda crisis económica, social, moral y religiosa. Los problemas son objetivos y nadie puede negarlos seriamente. La discrepancia viene a la hora de proponer soluciones a estos problemas. Hemos de permitir, a través del diálogo sincero y respetuoso entre las distintas partes concernidas, la exposición razonada de los distintos argumentos que avalan las diferentes propuestas. Sólo una actitud ha de ser rechazada por todos: la del enfrentamiento intolerante y agresivo, que arroja piedras dialécticas contra las posiciones del adversario, con el peligro de una escalada que puede llevarnos a la confrontación violenta».
Citando al Romano Pontífice emérito, Benedicto XVI, monseñor Escudero señaló que «hay dos actitudes básicas a la hora de resolver los problemas: la búsqueda de la verdad, y la caridad, que incluye la justicia en las relaciones sociales». Y pidió unas «relaciones sociales de verdad, de respeto, de mutuo perdón, de justicia social y de convivencia pacífica en los ciudadanos».