Benedicto XVI y España: «Los jóvenes debéis buscar la verdad»
El Santo Padre ha visitado España en numerosas ocasiones, para dar conferencias o para presentar algún libro suyo, o sobre Juan Pablo II; ha peregrinado por el Camino de Santiago; ha estado en Toledo, en la madrileña Facultad de Teología de san Dámaso; en el Palacio de Congresos y Exposiciones pronunció una magistral y recordada conferencia…
Una de las últimas declaraciones sobre España pronunciadas por el Santo Padre está contenida en una entrevista que concedió al diario italiano La Repubblica, en noviembre del año 2004. Preguntado acerca de la legalización del llamado matrimonio homosexual en España, el entonces cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró que esta medida «es destructiva para la familia y para la sociedad. El Derecho crea la moral o una forma de moral, puesto que la gente normal considera comúnmente que lo que afirma el Derecho también es moralmente lícito. Y si consideramos esta unión más o menos equivalente al matrimonio, tenemos una sociedad que ya no reconoce la especificidad ni el carácter fundamental de la familia, es decir, el ser propio del hombre y de la mujer, que tiene el fin de dar continuidad, no sólo en sentido biológico, a la Humanidad. Por eso, la elección que se ha hecho en España no beneficia realmente a estas personas, pues así destruimos elementos básicos de un sistema de Derecho. Ante todo debemos tener un gran respeto por estas personas que sufren y quieren encontrar su forma de vivir adecuada, pero crear ahora la forma jurídica de una especie de matrimonio homosexual no les ayuda en realidad. Con esta elección, hacia la que hoy se inclina una Europa, digámoslo así, en decadencia, nos separamos de las grandes culturas, que siempre han reconocido el significado de la sexualidad: que un hombre y una mujer han sido creados para ser de forma conjunta la garantía de futuro, no sólo física, sino también moral».
Viajes a España
En 1989 fue invitado a presentar el libro Juan Pablo II, peregrino por el Evangelio. Entonces destacó «la buena impresión» que se lleva «de este viaje, de haber conocido de cerca al pueblo español y de su riqueza cultural que he podido admirar en mis visitas a El Escorial, Ávila y Salamanca». El entonces cardenal contestó de buen humor a cuantas preguntas le formularon sobre su vida privada, incluso a la que le descubría como un experto en música rock; el cardenal, que realizó un estudio antropológico sobre la música, estudió también el rock, del que dice que es «antropológicamente muy distinto de la música sacra. La música no es sólo un divertimento; tiene un fondo antropológico como expresión profundamente humana». Al día siguiente presidió la Eucaristía en la parroquia madrileña del Buen Suceso; allí tuvo unas palabras especialmente dirigidas a los jóvenes: «Cada generación tiene que reconquistar la fe, puesto que comienza con ella. La cuestión para el joven católico está en permanecer fiel a la novedad histórica que surge. Los jóvenes debéis ir en pos de la verdad, para ser verdaderamente libres». En la misma homilía descalificó a los violentos, que, «como los antiguos zelotes, intentan identificar el reino de Dios con este mundo. Los mensajeros de Jesús no predican la lucha de clases, sino la paz de Jesús. Jesús dijo a sus discípulos que debían predicar no con la violencia, sino con la paz. Hay que pensar en la alegría de la resurrección, porque lo que realmente hace feliz es el cielo. Un amor sin sufrimiento no es realista, y cae en el romanticismo». Sobre la Iglesia en España, manifestó: «La Iglesia en España es una Iglesia fiel y vivaz, y se puede mirar con confianza su futuro». En dicho viaje tuvo ocasión de hablar con un representante del Gobierno socialista, en concreto con Enrique Mújica, ministro de Justicia por aquel entonces.
El 9 julio 1993, el cardenal Ratzinger participó en un Curso sobre el Catecismo de la Iglesia católica, en El Escorial. Allí abordó temas como el aborto y la pena de muerte, y también afirmó que «hay libros de Religión que no se atreven a decir que Cristo ha resucitado».
En 1998 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra; en esta ocasión hizo de nuevo referencia al terrorismo de ETA: «Con los crímenes no se dialoga; hay que concienciarse contra el terrorismo desde el humanismo». De nuevo aludió al terrorismo en nuestro país en otra de sus visitas. En el 2002 visitó Caravaca de la Cruz, con motivo de la celebración del Año Jubilar, y participó en un Congreso de Cristología, organizado por la Universidad Católica San Antonio, de Murcia. «No se puede hacer –afirmó el nuevo Santo Padre– como Barrabás, que con el terrorismo buscaba la liberación de Israel. Ciertamente, el cristianismo se relaciona con la libertad, pero la verdadera libertad no es una libertad política». Tuvo también unas frases que, aunque no están inspiradas directamente en la situación de nuestro país, hoy cobran más relevancia que nunca: «El talento que se nos ha dado, el tesoro de la verdad, no se debe esconder, debe transmitirse a otros con audacia y valentía, para que sea eficiente y, cambiando la imagen, para que penetre y renueve la Humanidad como hace la levadura. Hoy día en Occidente estamos muy ocupados en enterrar el tesoro –por cobardía, ante la exigencia de tener que defenderlo en la lucha de nuestra historia y perder quizás algo (lo que claramente es incredulidad), o también por pereza: lo enterramos porque nosotros mismos no queremos ser importunados por Él–, porque en el fondo quisiéramos vivir nuestra vida sin ser molestados por el peso de responsabilidad que el tesoro trae consigo».