Un padre y una madre - Alfa y Omega

En los últimos días, se han verificado tres eventos preocupantes en lo que corresponde a la legislación sobre el matrimonio. En España, la Corte Constitucional ha rechazado un recurso que contestaba la ley actual, que excluye toda referencia a la diferencia entre el hombre y la mujer y habla simplemente de cónyuge A y cónyuge B. En Francia, el Gobierno ha presentado un proyecto de ley para la transformación del matrimonio, de modo que incluya el matrimonio homosexual. Y en Estados Unidos, algunos de los referendos celebrados en concomitancia con las elecciones presidenciales en diversos Estados han dado, por primera vez, resultado favorable a los matrimonios homosexuales. Está claro que en los países occidentales hay una tendencia para modificar la visión clásica del matrimonio entre el hombre y la mujer; o, mejor, buscando abandonarla, cancelar un reconocimiento legal específico y privilegiado con respecto a otras formas de unión.

No es una novedad; ya lo sabíamos. Sin embargo, no deja de sorprender, porque nos tenemos que preguntar si esto corresponde verdaderamente al sentir de las poblaciones, y porque no se le encuentra la lógica desde una perspectiva con vistas más amplias al bien común. No lo dice solamente la Iglesia católica; lo ha puesto de relieve —por ejemplo— el Gran Rabino de Francia en un argumentado documento. No se trata, en efecto, de evitar discriminaciones injustas hacia los homosexuales, dado que sus derechos se deben y se pueden garantizar de otros modos. Se trata de admitir que el esposo y la esposa sean reconocidos públicamente como tales, y que los niños puedan saber y decir que tienen un padre y una madre. En definitiva, se trata de conservar una visión de la persona y de las relaciones humanas en las que el reconocimiento público del matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer sea una conquista de civilidad. Si no, entonces, ¿por qué no contemplar también la poligamia o la poliandria?

Que no se espere, por lo tanto, que la Iglesia renuncie a proponer que la sociedad reconozca un lugar específico al matrimonio entre un hombre y una mujer.

Federico Lombardi
Editorial en Radio Vaticano