Tu parroquia es tu familia
El Día de la Iglesia Diocesana es una jornada para reforzar la identidad común de los católicos y tomar conciencia de la prioridad de contribuir al sostenimiento de la Iglesia, escriben algunos obispos en sus Cartas para este domingo:
¿Iglesia = jerarquía?
Hoy no es infrecuente que muchos católicos tengan un poco difuminada o borrosa su pertenencia a una diócesis y a una parroquia. Entre nosotros está abriéndose con mucha dificultad la convicción de que todos los bautizados pertenecemos por igual a la Iglesia, aunque cada día son más los cristianos de a pie que van superando el binomio Iglesia igual a Jerarquía. Es cuestión de principios sentirse implicados en llevar a los hijos a la catequesis, ser catequistas, formar parte de alguna de las asociaciones, echar una mano en la Cáritas y hacernos corresponsables del sostenimiento económico de nuestra parroquia y de nuestra diócesis.
+ Francisco Gil Hellín
arzobispo de Burgos
* * * * * * *
Una familia de familias
Todos y cada uno de los católicos pertenecemos a una parroquia, a una comunidad de fieles, a una familia de familias. Eso es en verdad la parroquia: una comunidad de fieles y no meramente un lugar donde se ofrecen servicios religiosos, o se expiden certificados. La parroquia no puede entenderse como algo ajeno: nuestra parroquia es nuestra comunidad, nuestra familia, donde debemos sentirnos en nuestra casa, como en nuestra propia familia.
La colaboración económica de los católicos y de los que valoran la labor de la Iglesia es indispensable. Todos tenemos que participar en la Iglesia y colaborar económicamente en su sostenimiento. Todos somos necesarios.
+ Casimiro López Llorente
obispo de Segorbe-Castellón
* * * * * * *
Colaboración efectiva
Además de la insustituible tarea de los sacerdotes, las parroquias cuentan con miles de cristianos directamente comprometidos que se ocupan de la catequesis, de la atención a los más necesitados a través de Cáritas, del servicio a los enfermos, del sostenimiento económico, de las celebraciones litúrgicas, de las fiestas religiosas y de otras muchas acciones pastorales. Nuestra colaboración efectiva en la vida y misión de la Iglesia (con nuestro dinero y nuestra prestación personal), refleja las convicciones y principios que llevamos en el corazón. Cuando los principios de la fe cristiana arraigan en el corazón, producen el fruto de las buenas obras.
+ Bernardo Álvarez Afonso
obispo de Tenerife