Sacerdotes santos para fieles santos - Alfa y Omega

Queridos sacerdotes: no podemos santificarnos sin trabajar para la santidad de nuestros hermanos, y no podemos trabajar para la santidad de nuestros hermanos sin que antes hayamos trabajado y trabajemos para nuestra santidad.

Al introducir a la Iglesia en el nuevo milenio, el Beato Juan Pablo II nos recordaba la normalidad de este ideal de perfección que debe ofrecerse en seguida a todos: «Preguntar a un catecúmeno: ¿Quieres recibir el Bautismo?, significa al mismo tiempo preguntarle: ¿Quieres ser santo?» Ciertamente, en el día de nuestra ordenación sacerdotal, esta misma pregunta bautismal resonó de nuevo en nuestro corazón, pidiendo una vez más nuestra respuesta personal; pero se nos ha confiado para que supiésemos dirigirla también a nuestros fieles, custodiando su belleza y preciosidad.

La conciencia de nuestros incumplimientos personales no contradice esta persuasión, como tampoco lo hacen las culpas de algunos que, a veces, han humillado el sacerdocio a los ojos del mundo. Como ministros de la misericordia de Dios, sabemos que la búsqueda de la santidad siempre se puede retomar, a partir del arrepentimiento y el perdón. Pero, a la vez, sentimos la necesidad de pedirlo, cada sacerdote, en nombre de todos los sacerdotes y para todos los sacerdotes.

Debe resonar de modo especial en nuestro corazón y en nuestra inteligencia el que es hoy el drama más grave de nuestros tiempos: las naciones cristianizadas ya no sienten la tentación de ceder a un ateísmo genérico (como en el pasado), sino que corren el riesgo de ser víctimas de ese particular ateísmo que viene de haber olvidado la belleza y el calor de la Revelación trinitaria.

Los sacerdotes, en su adoración diaria y en su ministerio diario, deben encauzarlo todo hacia la comunión trinitaria. Los sacerdotes podemos ofrecer de nuevo a los hombres de hoy la dignidad del ser persona, el sentido de las relaciones humanas y de la vida social, y la finalidad de toda la creación.

Cardenal Mauro Piacenza
Prefecto de la Congregación para el Clero