«Paz, justicia y verdad»: Las tres reivindicaciones del nuevo Papa ante sus embajadores - Alfa y Omega

«Paz, justicia y verdad»: Las tres reivindicaciones del nuevo Papa ante sus embajadores

León XIV reitera una vez más —esta vez ante el Cuerpo Diplomático— la disposición de la Santa Sede para negociar. «Especialmente Ucrania y Tierra Santa»

Rodrigo Moreno Quicios
León XIV pronuncia su discurso ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede
León XIV pronuncia su discurso ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Foto: Vatican Medio

El encuentro de Léon XIV con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede que se ha celebrado este viernes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a diferencia de las reuniones anteriores en las que participó Francisco, no se ha emitido en directo a través de los medios vaticanos. No obstante, la Oficina de Prensa de la Santa Sede sí que ha compartido el discurso que ha pronunciado el nuevo Pontífice.

Después de agradecer los mensajes de felicitación tras su selección y las condolencias por el fallecimiento de Francisco, ha compartido con los embajadores su deseo de «ser una familia», pues «la comunidad diplomática representa, en efecto, la entera familia de los pueblos». Más aún en el caso de la diplomacia pontificia, que expresa «la misma catolicidad de la Iglesia». Además, ha matizado que, a diferencia que las negociaciones que encabezan otros Estados, la del Vaticano «está animada por una urgencia pastoral» y busca «intensificar su misión evangélica al servicio de la humanidad».

Y sobre «mi venerado Predecesor», ha reivindicado que Francisco estuvo «siempre atento al clamor de los pobres, los necesitados y los marginados, como también a los desafíos que caracterizan nuestro tiempo, desde la protección de la creación hasta la inteligencia artificial».

León XIV ha expresado su aspiración de «alcanzar y abrazar a cada pueblo y a cada persona de esta tierra, deseosa y necesitada de verdad, de justicia y de paz». Y desgranando de manera sucinta su propia biografía, ha detallado que su paso por América del Norte, del Sur y Europa —también por África y Asia como prior general de los agustinos— le ha llevado a «traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes».

Una concepción ambiciosa sobre la paz

El nuevo Pontífice ha vuelto a esas «tres palabras clave que constituyen los pilares de la acción misionera de la Iglesia y de la labor de la diplomacia de la Santa Sede». Es decir, de las ya citadas «paz, justicia y verdad». Sobre esta primera —como ya matizó en su primera audiencia general y a través de sus redes sociales el pasado miércoles— ha explicado que, aunque muchas veces se considera la paz como la «mera ausencia de guerra o de conflicto», la Iglesia tiene una concepción mucho más ambiciosa. No es «una simple tregua» ni «una pausa de descanso entre una discordia».

Prevost ha explicado que «la paz es ante todo un don, el primer don de Cristo». Así saludaba el Mesías y es el primer mensaje que el Papa transmitió a los peregrinos en la Plaza de San Pedro nada más ser elegido. Por tanto, más que un armisticio, «la paz se construye en el corazón y a partir del corazón, arrancando el orgullo y las reivindicaciones». Y lo que también ha resaltado: «Midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras».

León XIV tiene grandes esperanzas en las aportaciones que «el diálogo interreligioso puede brindar para favorecer contextos de paz». Con matices, pues primero es necesario «el pleno respeto de la libertad religiosa en cada país». Es una tarea que ha encargado a todo el personal convocado. También les ha pedido «una sincera voluntad de diálogo, animada por el deseo de encontrarse más que de confrontarse». Y ha subrayado la importancia de «la diplomacia multilateral y esas instituciones internacionales que han sido queridas y pensadas en primer lugar para poner remedio a los conflictos que pudiesen surgir». Ha citado también el mensaje de Francisco en su último Urbi et Orbi, donde, a través de la voz de sus colaboradores, sostuvo que «la paz tampoco es posible sin un verdadero desarme».

«Procurar la paz exige practicar la justicia»

La segunda palabra clave es justicia. León XIV sostiene que «procurar la paz exige practicar la justicia». Retomando el legado del predecesor que escribió Rerum novarum y del que heredó el nombre —León XIII—ha sentenciado que «la Santa Sede no puede eximirse de hacer sentir su propia voz ante los numerosos desequilibrios y las injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas». También ante «las desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes».

Según el nuevo Pontífice «es tarea de quien tiene responsabilidad de gobierno aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas». Y ha llamado a invertir y proteger más a la familia, «fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer», que son en sí misma una sociedad. Ha llamado también a tutelar «la dignidad de cada persona», especialmente de las más frágiles, «desde el niño por nacer hasta el anciano».

Prevost ha detallado que «mi propia historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha emigrado». Por tanto, aunque cualquiera «se puede encontrar sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera, su dignidad, sin embargo, es siempre la misma, la de una criatura querida y amada por Dios».

«La verdad no se separa nunca de la caridad»

Sobre la tercera palabra clave, León XIV ha afirmado que «no se pueden construir relaciones verdaderamente pacíficas, incluso dentro de la comunidad internacional, sin verdad». Y ha encargado también a la Iglesia esta responsabilidad, pues «no puede nunca eximirse de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo». Algo que le lleva a recurrir «a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco, que inicialmente puede suscitar alguna incomprensión».

«La verdad, sin embargo, no se separa nunca de la caridad», ha recalcado el Papa. Y en la perspectiva cristiana «no es la afirmación de principios abstractos y desencarnados sino el encuentro con la persona misma de Cristo, que vive en la comunidad de los creyentes». Al abrazarla, «nos permite afrontar con mayor vigor los desafíos de nuestro tiempo, como las migraciones, el uso ético de la inteligencia artificial y la protección de nuestra amada tierra».

Finalmente, con motivo del Jubileo de 2025, ha insistido en la necesidad de «dejar atrás las contiendas y comenzar un camino nuevo». Algo para lo que lleva ya una semana ofreciendo la disponibilidad absoluta de la Santa Sede. «Espero que esto pueda suceder en todos los contextos, empezando por los más que más sufren, como Ucrania y Tierra Santa», ha concluido.