No es verdad 845 - Alfa y Omega

Lo verdaderamente grave es el qué más da de la viñeta que ilustra este comentario. Es muy triste que, al comienzo del nuevo curso, haya tanta gente en España dominada por el qué más da. Pues no es verdad: todo no da igual, porque si todo da igual, si todo vale igual, entonces nada vale un pimiento. Nos fuimos de vacaciones con la explosión maravillosa de gracia, de fe y de alegría de la JMJ de Río de Janeiro. Oportunamente, el Papa Francisco alertó de que semejante explosión de gracia no puede quedarse en unos fuegos artificiales del Espíritu, ni en unos días cargados de emoción. La JMJ es esta tarde, esta noche, mañana por la mañana y pasado y la semana que viene y el mes que viene. La JMJ es todos los días, o no es. Así que el qué más da no es cosa de cristianos, ni siquiera de ciudadanos responsables. Claro que da, y hay cosas, realidades que dan mucho más que otras, por mucho que determinados medios de comunicación social -o al menos como tales se presentan- se empeñen en que lo que de verdad da, lo que de verdad tiene importancia es lo de Bárcenas. Pues no es verdad. Lo de Bárcenas tiene su importancia, la que tiene, ni más ni menos, pero hay cosas, muchas cosas, muchas realidades infinitamente más importantes que lo de Bárcenas.

El que será nuevo Secretario de Estado del Papa Francisco, monseñor Pietro Parolin, contó en una ocasión lo que, a lo largo de su impresionante vida diplomática, más le había impresionado del Papa Juan XXIII. Dijo que de él había aprendido que, por ejemplo, las relaciones entre los Estados tienen su importancia, pero que lo que verdadera y realmente tiene importancia son las relaciones entre las personas. Eso valía igual en tiempos de Juan XXIII que ahora. Don Pietro, que ha sido una de esas personas de la máxima confianza de varios Papas, que le han enviado a resolver las patatas más calientes del globo -de Israel a China, de Rusia a Corea y a Vietnam, y que últimamente tenía entre las manos la patata caliente de Venezuela-, se las sabe todas. El Papa Francisco sabe muy bien a quién ha elegido como su mano derecha, y eso que dijo de que lo verdaderamente importante son las relaciones entre las personas es tan cierto, tan real y tan actual, que haríamos bien todos en tenerlo muy en cuenta en nuestro día a día.

Hemos tenido un verano de los de aquí te espero: con tantos Gibraltares y tantos incendios de todo tipo que, la verdad, no sabía uno bien a dónde mirar. Hemos visto cómo los listos de la indecencia consiguen arrimar el ascua a su sardina, por ejemplo, en el español Peñón de Gibraltar, donde oye uno eso de nozotro zomo británico a la hora de la droga y del tabaco de contrabando. Todos esos listos de pacotilla, como los de los ERE medio clandestinos y ocultados de Andalucía, como los de la UGT y CCOO cambiando huelgas por millones de euros, son los que dominan la inmensa mayoría de los medios que crean opinión y, por eso, lo que campea en este descabellado mundo en el que vivimos, donde todo parece estar al revés, es lo que El Roto denuncia en la viñeta que ilustra este comentario, lo del qué más da. La cosa no es de ahora precisamente. Por desgracia, viene de bastante atrás: en otro tiempo se decía de otra manera: España va bien. Lo que pasaba es que no se sabía a dónde iba. Ahora ya hemos visto a dónde ha ido, ya estamos viendo a dónde va…

Mientras el ministro de Justicia, señor Ruiz Gallardón, anuncia para el próximo mes de octubre la nueva Ley del aborto, con una vuelta a lo del 85, como si aquello fuera bueno; ante el nuevo curso que comienza, lo único que cabe exigir -lo único que cada uno debemos exigirnos a nosotros mismos- es, al menos, un intento de sensatez, de vuelta al sentido común más elemental, de llamar a las cosas por su nombre y de recordar que un ser humano en el vientre de su madre tiene derecho a la vida y, si se le quita, eso es un asesinato, un delito, haya la Ley del aborto que haya. Porque, de verdad, todo no da igual y no puede ser que lo que siga mandando en la mayoría de la gente sea el qué más da.