No es verdad 795 - Alfa y Omega

Gallego y Rey han pintado, en El Mundo, al toro de Osborne echando fuego por los cuernos, y a Rajoy sudando la gota gorda al verlo; en la página de al lado, Idígoras y Pachi han pintado el ataque de unos caballeros a un castillo medieval con el siguiente texto: ¿Recreación de la batalla de las Navas de Tolosa? ¡¡Qué va…!! Que han dicho que hay un puesto de trabajo libre. Y Quero ha pintado un nido en un árbol, en el que la madre suda tinta china ante las bocas abiertas de sus polluelos, mientras les dice: ¡Qué barbaridad! ¡Parecéis comunidades autónomas!…

Y yo, ¿qué quieren ustedes que les diga?, creo que no se puede expresar mejor lo que nos está pasando. A alguien le podrá parecer exagerado, pero si esto no es un estado de excepción, algo más que económico, venga Dios y lo vea. El Estado español, hoy, ingresa cada día 1.033 millones de euros y gasta, cada día, 1.200 millones de euros; así que ya me contarán ustedes. Hay quien habla ya de seis meses perdidos del Gobierno Rajoy, pero, para ser verdaderamente justos, habría que hablar de los ocho años anteriores super perdidos. El viejo zorro Rasputínrubalcaba deja que las estupideces mayores las diga la señora Valenciano. Y ella las dice; por ejemplo: «Está en riesgo la paz social». Verá usted, señora Valenciano, en la película Vencedores y vencidos, cuando el juez nazi, que interpreta Burt Lancaster, le dice a su juzgador norteamericano, que interpreta Spencer Tracy: «Nunca creí que llegaríamos a lo del holocausto», escucha la siguiente réplica: «Se llegó a eso la primera vez que usted condenó a un ser humano sabiendo que era inocente». Pues, aquí, lo mismo, mutatis mutandis: la paz social comenzó a ser puesta en riesgo, hace ocho años, por el Gobierno socialista, en el que los sindicalistas, agazapados, callaron como muertos, mientras chupaban del bote; comenzó incluso antes, cuando el socialista Guerra dijo que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió. Y, efectivamente, lo han conseguido ustedes; pueden sentirse orgullosos. Ahora resulta que el colchón amortiguador de la familia se está hartando, y los cuernos del toro de Osborne echan chispas. ¿Y todavía pretenden cambiar las cosas a base de leyes inicuas y de decretos poco pensados, como el que quiere hacer tabla rasa del descanso dominical?

El señor Presidente del Gobierno actual, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, después de intentar convencernos de lo irremediables que son las medidas draconianas que ha decidido, se hizo en voz alta la pregunta del millón: «¿Pero esto servirá para algo?». ¡Hombre, sólo faltaba que, encima, no sirviera para nada!; pero tal vez la pregunta que verdaderamente tendría que plantearse es si estas medidas que ha decidido son las primeras que tenía que decidir. Porque cualquier persona con dos dedos de frente y con sentido común se da cuenta de que están pagando el pato de la crisis los que menos culpa tienen. Hay muchos banquillos esperando a los culpables y muchas cajas de caudales esperando las devoluciones de lo robado; y muchas embajadas, pensiones blindadas, sueldos monstruosos, políticos que sobran…, y autonomías que tal vez cuando empezaron servían para algo, pero que despojadas de sus virtudes y cargadas con todos los vicios de la miseria humana, está más claro que el agua que ya no sirven para nada más que para hundir el barco. Sólo quien no quiera verlo no ve que éste es el final, por consunción y agotamiento, del modelo político español que surgió de la Transición; sólo quien no quiera verlo no ve que, además de una galopante crisis económica, hay una alucinante crisis política; y ya es sabido que crisis económica más crisis política es igual a crisis social, a ese estallido social que era la crónica de una muerte anunciada y que ya está teniendo lugar; lo mismo en Génova que en Ferraz, lo mismo en las minas que en los despachos de los funcionarios. Y lo que te rondaré morena, si Dios no lo remedia. Mientras, sigue habiendo un indeseable Pachi López que se blinda, por ley, un sueldo vitalicio para cuando le echen de lehendakari, y ex-Consejeros de la Generalidad de Cataluña que son contrabandistas de tabaco, por no hablar de tantos otros contrabandos, de cuyo nombre no quiero acordarme. ¿No queda una brizna de pundonor, ni de pudor? Propongo que nuestros deportistas vayan a la Olimpiada de Londres disfrazados de prima de riesgo, en plan mendigo y con la gorra de pedigüeños en la mano; cualquier cosa puede ser mejor que la birria con la que les quieren uniformar.