Gentes: Patrick Kéchichian, periodista (en Le Monde) - Alfa y Omega

La Iglesia en Francia está pidiendo especialmente por los niños y los jóvenes, para que puedan gozar plenamente del amor de un padre y de una madre. Lo que aquí se defiende no va acompañado de ninguna condena hacia las personas y grupos que no comparten la misma visión de la Humanidad. ¿Por qué la Iglesia no debería manifestar su pensamiento sobre un tema que ocupa el primer puesto entre sus preocupaciones? Si el Gobierno y el Parlamento deciden cambiar la naturaleza del matrimonio, ¿no es legítimo que la Iglesia haga oír su voz? El papel de la Iglesia no es el de evolucionar con su tiempo, sino mantener una vigilancia, un estado de atención en función de la verdad que ha recibido.