La plaza de San Pedro vuelve a ser de nuevo un hervidero de cámaras de televisión, radios y —bienvenidos al siglo XXI— móviles con trípode de todos los países del mundo. Brasil. India. España. Polonia. Un maremágnum de idiomas, una suerte de torre de Babel tecnológica, espera expectante que los 133 cardenales del orbe reunidos en la Capilla Sixtina desde este miércoles, 7 de mayo, elijan al Pontífice número 267 de la Iglesia católica.
La expectación mediática de esta sede vacante es aún mayor, si cabe, que en cónclaves previos. 5.000 medios acreditados han cubierto el adiós a Francisco y los días de sede vacante en el que cardenales electores y no electores se han conocido, han compartido y ahora se disponen —solo los menores de 80 años— a dejar actuar al Espíritu Santo. Es la estela del Papa argentino, que ha llevado a la Iglesia católica a los medios de comunicación con asiduidad. Esta mañana de miércoles los directos desde la plaza se suceden, toca contar que arranca el cónclave con la Misa pro eligendo Pontifice, en la que se han dado cita centenares de fieles del pueblo de Dios, deseosos de vivir de cerca este momento histórico no solo para la Iglesia, sino para el mundo entero. Como la familia Pascale, italo-española afincada en Roma, que espera con ansia la tarde para acudir, con sus dos hijos, a ver la primera fumata. Seguramente negra. «He venido desde México solo para vivir en directo el momento en el que digan el nombre del Papa», explica Marco. También hay turistas y peregrinos jubilares, con el billete comprado hace meses, que se han encontrado sin esperarlo con tamaño acontecimiento. «Veníamos a cruzar la Puerta Santa y hemos acabado ganando el Jubileo y rezando por los frutos de estos días», explica Sarah, a la cabeza de un pequeño grupo llegado desde Estados Unidos.
Más allá de la asistencia a la Eucaristía en la que el cardenal decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, ha definido el retrato robot del futuro pastor cabeza de la Iglesia católica —«recemos para que Dios conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios»— no cejan los empeños periodísticos y de amigos en torno a una birra, de intentar escudriñar quién será. Etiquetas de continuista, progresista, conservador… son las palabras más repetidas. Es imposible saber quién será el Papa hasta que no se proclame el Habemus Papam, aunque haya que rellenar horas de contenido, porque Dios hace nuevas todas las cosas. Lo que sí se ha escuchado estos días por los mentideros de la villa romana es que la edad será tan o más definitoria que la nacionalidad; y que la dispersión geográfica —hay 71 países representados, por primera vez en la historia—, con sus contextos culturales y sociales, marcarán que sea o rápido o largo el proceso. Sobre la lista de favoritos… ya sabemos que quien entra Papa, sale cardenal.