Cara a cara con las víctimas
Cara a cara durante casi cuatro horas con las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia. A petición propia, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Juan José Omella, recibió a un grupo de 15 víctimas vinculadas a la asociación Infancia Robada, junto a la abogada y al sacerdote que las acompañan. Solo ante ellas, el purpurado escuchó sus historias, sus palabras entrecortadas por momentos, y vio las lágrimas derramadas. «El encuentro fue duro. Mucha gente lloró. Expresaron que habían sentido la ausencia de empatía y apoyo por parte de la Iglesia, así como del deber de socorro», explica a Alfa y Omega la presidenta de Infancia Robada, Ana Cuevas. Mientras tanto, Omella tomaba nota de todo –según relata otra víctima que prefiere mantener el anonimato– y recogía las demandas. Estas se resumen en que la Iglesia colabore con la comisión del Defensor del Pueblo y en su negativa a participar en la auditoría encargada por la Iglesia a Cremades & Calvo-Sotelo. El purpurado les dijo que existía la posibilidad de que esta última no fuera la única vía de participación. «Omella es un hombre con empatía y tacto, una persona cercana a las víctimas. Salimos reconfortados y con esperanza. Esperamos que la reunión sea un punto de inflexión», concluye Cuevas.