Y santa Juana venció al esqueleto - Alfa y Omega

Mi hija de 4 años no entendía por qué sus amiguitos de la urbanización celebraban Halloween y en su colegio ella tenía que renunciar al disfraz de esqueleto y buscar un hábito para vestirse de santa. «Mamá, no quiero disfrazarme de una señora con un velo en la cabeza», repetía desde que supo que su noche de muertos iba a ser trastocada por un día de santos. La atracción por lo oscuro cada vez llega antes y normalizar el terror desde un punto de vista puramente sádico aleja a los niños de la belleza del día en el que se recuerda el banquete celestial. Todo cambió para ella cuando comenzamos a buscar a la santa para la ocasión. Mujeres valientes, que se enfrentaron a familiares, inquisidores, asesinos e incluso a naciones empezaron a copar nuestra imaginación. Juana de Arco fue la elección final. Equipada con armadura, espada y escudo, entró triunfante en el colegio. «Hasta fue quemada en la hoguera por escuchar a Dios», decía orgullosa a sus compañeros. Los vecinos esqueletos ya no tenían nada que hacer al lado de quien lideró con arrojo las tropas francesas. Y por eso, ahora, la vida ha vencido a la muerte y el yelmo ha desplazado a la calabaza.