30 de mayo: santa Juana de Arco, la niña iletrada que cambió la historia de Francia - Alfa y Omega

30 de mayo: santa Juana de Arco, la niña iletrada que cambió la historia de Francia

Santa Juana de Arco vivió su misión política como parte de su santidad. Murió en la hoguera tras un juicio que fue una pantomima, pero su ejemplo llega hasta nosotros como «una antítesis del tiempo que nos toca vivir»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Santa Juana de Arco (detalle), de Gregory Millar. Iglesia de Santa Juana de Arco en Catterick Garrison (Reino Unido). Foto: catholicnews.org.uk / Mazur.

14.000 libros solo en francés y más de 140 películas y 400 obras de teatro sobre su vida hacen de santa Juana de Arco una de las figuras de la historia de la Iglesia que más ha logrado trascender los muros de su tiempo. Nació hacia 1412 en la Lorena francesa, en una familia de campesinos muy piadosa que acostumbraba a peregrinar todos los domingos a una ermita cercana. Cocinar, hilar la lana y el cáñamo, ayudar en la cosecha o cuidar animales fueron las tareas que marcaron su infancia.

A los 13 años, estando en el terruño familiar, Juana escuchó por primera vez la voz de Jesús llamándola «a gobernarse a sí misma». Durante toda su vida posterior, las visiones y locuciones del Señor y de varios santos y arcángeles fueron habituales. Tras aquel primer episodio, los mensajes empezaron a ser cada vez más recurrentes: debía liberar al reino de Francia del invasor inglés y llevar al delfín Carlos VII al trono del que era heredero.

Desde 1337, Inglaterra y Francia se desangraban en lo que hoy conocemos como la Guerra de los Cien Años, una disputa por el trono francés que había sumido a Francia en la miseria. Pocos años después del nacimiento de Juana, París había sido tomada por los borgoñeses, aliados de los ingleses, y la moral de los franceses estaba bajo mínimos.

En 1428 llegó a sus oídos que Orleans estaba sitiada, así que se presentó al Ejército del delfín para participar en su liberación. Nada más llegar un guardia la despidió con una bofetada, pero su insistencia la hizo llegar hasta el mismo heredero, quien la envió a la batalla. Vestida como un soldado, con el pelo cortado a tazón, con un estandarte en el que escribió los nombres de Jesús y de María, guio a las tropas francesas hasta la victoria, haciendo gala de un carisma que enseguida fue reconocido como algo sobrenatural.

Gracias a su presencia en los campos de batalla, las tropas francesas empezaron a ganar el terreno perdido y, sobre todo, la moral. En el breve tiempo en que fueron acompañadas por Juana, la ciudad de Reims fue recuperada y pudo acoger la consagración del rey Carlos VII. Allí donde se seguían las indicaciones de la joven, vencían los franceses.

¿Cómo pudo una campesina iletrada tan joven cambiar la historia de este modo y en tan poco espacio de tiempo? Para Marie de la Sagesse Sequeiros, autora de Santa Juana de Arco. Reina, virgen y mártir, y religiosa en la comunidad de las Soeurs de Jésus Misericordieux, «la predilección divina por los más humildes está muy presente a lo largo de los Evangelios». Juana de Arco «literalmente dio la vuelta a una página de la historia. Basta con ver un mapa de la época: antes de Juana estaban los ingleses, y después de Juana desaparecieron. Era imposible que todo el Occidente conocido no se interesase por este acontecimiento insólito».

En el caso de la Pucellela Doncella, como se empezó a llamarla–, su vocación a la santidad «fue justamente su misión política, lo cual constituye un hecho único» en la historia de la Iglesia. Para esta investigadora, «no hay santo alguno, y menos una santa, que sea honrada como salvadora de una nación por un inmediato mandato divino cumplido hasta la muerte, y muerte de hoguera».

Realmente fue así, ya que a la santa le esperaban las llamas. En 1430 fue capturada por los borgoñeses, quienes la sometieron en Ruan a un juicio eclesiástico cuyo trasfondo era político. Fue acusada de herejía –por sus visiones y profecías– y de travestismo –por vestir como un soldado–, en un proceso amañado desde el principio y cuya sentencia estaba dictada ya antes de comenzar. El 30 de mayo de 1431, después de confesarse y comulgar, Juana fue conducida hasta una plataforma con gradas para servir de espectáculo a la ciudad. Su cuerpo fue quemado tres veces y sus cenizas dispersadas para evitar la conservación de reliquias.

¿En qué nos estimula a nosotros casi ocho siglos después? «Como suele suceder, los santos son la antítesis de los tiempos que les tocaron vivir y también de los nuestros», afirma Marie de la Sagesse. «Podríamos decir que ella no nos deja acomodarnos tranquilos a este mundo y a esta Europa que llega hasta negar sus raíces cristianas con el fin de fabricar un nuevo tipo de hombre desarraigado, sin patria, ni familia, ni sexo». En este sentido, la Doncella de Orleans nos recuerda que «existe una política divina por encima de los países», y que, «cuando Dios quiere, baja del cielo y elige lo que no cuenta para dar la vuelta a la historia».

Bio
  • 1412: Nace en la Lorena francesa
  • 1425: Comienza a recibir mensajes de Jesús y de los santos
  • 1428: Guía a las tropas francesas a la liberación de Orleans
  • 1430: Es capturada por los borgoñeses
  • 1431: Muere en la hoguera
  • 1920: Es canonizada por Benedicto XV