Valencia inaugura el Año Jubilar de san Francisco de Borja - Alfa y Omega

Valencia inaugura el Año Jubilar de san Francisco de Borja

El santo, canonizado hace 350 años, llegó a ser superior de los jesuitas. Tuvo un acercamiento fuerte a la fe después de haber visto muerta a la emperatriz Isabel de Portugal. «No servir a señor que se pueda morir», dijo entonces

Redacción
Iglesia de San Francisco de Borja, en Valencia, en una imagen de archivo. Fuente: El Periódico.

El Año Jubilar San Francisco de Borja comenzó este domingo en la Archidiócesis de Valencia con la apertura por la mañana de la Puerta Santa de la Colegiata de Gandía, donde el santo fue bautizado, y por la tarde de la parroquia San Francisco de Borja, en Valencia. Ambos actos han estado presididos por el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares.

El Año Jubilar San Francisco de Borja (Gandía, 1510-Roma, 1572) ha sido concedido por el Papa Francisco con motivo del 350 aniversario de la canonización del santo, que se cumple también este 3 de octubre, y el 450 aniversario de su muerte, que se conmemorará en 2022.

Después de las primeras aperturas de las puertas santas de este domingo en Gandía y Valencia, está previsto celebrar las de la parroquia Santa Cruz de Llombai, el próximo 10 de octubre, a las 12:00 horas, y la de la parroquia Natividad de Nuestra Señora de Turís, el 17 de octubre, a las 19 horas, ambos templos jubilares. Estas celebraciones serán presididas por los obispos auxiliares de Valencia, Arturo Ros y Javier Salinas.

Además, en este Año Santo han sido declarados templos jubilares las iglesias regidas por la Compañía de Jesús en la archidiócesis y las parroquias que tienen a san Francisco de Borja como titular, ubicadas en Valencia, Gandía y Vall de la Gallinera-La Carroja. Las dos últimas, al igual que los templos de los jesuitas, no tienen previsto celebrar apertura de puertas santas y programarán distintas actividades a lo largo del Año Jubilar.

«No servir a señor que se pueda morir»

Francisco nació en Gandía (Valencia) el 10 de octubre del año 1510. Fue nombrado marqués de Lombay, educado en todas las artes caballerescas, y tuvo una amistad personal con el emperador Carlos V, siendo un hombre de su plena confianza. De hecho, cada vez que el emperador se ausentaba, le encomendaba a Francisco la custodia de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal.

La inesperada muerte de la joven emperatriz Isabel en la plenitud de su grandeza sirvió de punto de arranque para dar a su vida un sentido nuevo. El féretro debía trasladarse a Granada para enterrarlo en el sepulcro de los reyes y Francisco recibió el encargo de presidir la comitiva fúnebre. El 17 de mayo de 1539, cuando contemplaba lo que fue belleza humana y encanto de mujer hecho ahora despojo, decidió vivir solo para Dios y pronunció la frase que le ha hecho célebre: «No servir a señor que se pueda morir».

Poco después, fue nombrado virrey de Cataluña. Entonces, imperaba allí el desorden y él consiguió, con su prudencia, devolverle la paz. Le sobraba dinero, poder, influencias, nobleza y títulos. No le faltaban honradez, fidelidad, experiencia, dotes de gobierno y visión amplia de los asuntos del reino. Además, destacaba por su fe: le gustaba leer el Evangelio, a San Pablo y a San Juan Crisóstomo, y supo esquivar la frivolidad de la corte.

Casado con Leonor de Castro, modelo de elegancia y recato, con quien llevó una ejemplar vida familiar de la que nacieron ocho hijos. Y al morir esta, hizo voto de entrar en la Compañía de Jesús, pero no fue fácil por su situación y notoriedad. Así lo comentará el mismo fundador de la orden desde Roma: «El mundo no tiene orejas para oír tal estampido». Además, hizo falta arreglar los asuntos domésticos y poner la decisión en conocimiento del Emperador. Mientras todo quedaba ultimado, fue aceptado en secreto, e hizo los estudios de teología. Pero aún en este período fue reclamada su presencia en las Cortes de Aragón.

El día 31 de agosto dijo en Roma el adiós definitivo al mundo. Que Borja vistiera sotana causó estupor entre los representantes del Papa, del Emperador y en las personalidades que bien le conocían. Cuando regresó a España en febrero del 1551 ya clérigo, vivió en Oñate, cerca de Loyola. Se ordenó sacerdote en octubre de ese año y su primera Misa solemne tuvo que celebrarse en Vergara al aire libre por la presencia de veinte mil personas presentes en el acontecimiento.

En el convento fue ejemplo de renuncia: barre, limpia, cocina y acarrea leña, predica al pueblo y misiona. Poco después, lo nombran superior de España y Portugal y luego amplían sus responsabilidades también a las tierras de Ultramar. Más tarde, Francisco ocupó el cargo de vicario General y fue nombrado General de la Compañía de Jesús en 1565.

Un nuevo aire entró en la Compañía con su mandato: Organiza el noviciado, fomenta el espíritu de oración, regula el estudio, puntualiza el espíritu de la Compañía, se construye el Colegio Romano y la iglesia del Gesù. Promueve la expansión en toda Europa y abre el campo apostólico a las Indias y al Extremo Oriente.
Murió el 1 de octubre en Roma, en 1572. Lo canonizaron en 1671.

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