«No podemos pensar que las vacunas nos van a sacar del problema de la malaria» 

«No podemos pensar que las vacunas nos van a sacar del problema de la malaria» 

En el Día Mundial del Paludismo los expertos aseguran que la inmunización es insuficiente sin prevención y valoran los esfuerzos de Cabo Verde, que se ha convertido en el tercer país africano libre de malaria

Ester Medina
Responsables locales intentan reducir la fiebre a un niño de cinco años que dio positivo en malaria en Sudán del Sur
Responsables locales intentan reducir la fiebre a un niño de cinco años que dio positivo en malaria en Sudán del Sur. Foto: Panos Pictures / Sean Sutton.

La malaria sigue siendo la enfermedad más mortal de África. Cada minuto un niño menor de 5 años muere por esta enfermedad en el continente, según Unicef. Este jueves tiene lugar el Día Mundial del Paludismo, que fue instaurado por la Organización Mundial de la Salud en 2007 y pretende poner en el foco esta dolencia.

Según datos de la OMS, África sigue siendo el continente más golpeado por la malaria, que acumula más del 90 % de los casos. Para atajar esta situación, y después de más de 30 años de investigación, el organismo recomendó en 2021 la primera vacuna antipalúdica para la población infantil, que ya se ha administrado a más de dos millones de niños en países como Ghana, Kenia o Malawi. En octubre de 2023, la entidad recomendó una segunda vacuna; eso sí, sin olvidar la necesidad de fomentar herramientas preventivas como la formación de trabajadores locales o la concienciación de la población.

De hecho, Fran Bartolomé, referente médico en enfermedades tropicales de Médicos Sin Fronteras, asegura que «no podemos pensar que las vacunas nos van a sacar del problema». Algo en lo que insiste también Patricia Postigo, que es referente de vacunas y respuesta a epidemias de la misma organización y apunta para Alfa y Omega que en esta lucha no se deben olvidar «el resto de las medidas preventivas, como mosquiteras, insecticidas o fumigación».

Algunas de las principales dificultades que existen en este proceso de vacunación son, profundiza Postigo, la calendarización de las dosis, el seguimiento de los padres o el incremento de las visitas a los centros de salud. «Hay que tener en cuenta que muchas comunidades están muy alejadas de las estructuras sanitarias y la gente debe recorrer largas distancias», ha recalcado.

Médicos Sin Fronteras predice que, como mínimo, hasta 2026 se necesitarán de 40 a 60 millones de dosis de vacunas antipalúdicas al año. Por su parte, la OMS cuenta con una Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria que abarca de 2016 al 2030. Entre sus metas, tiene reducir la incidencia en un 75 % para 2025 y un 90 % para 2030. La estrategia cuenta con tres pilares: garantizar el acceso universal a la prevención, diagnóstico y tratamiento del paludismo; acelerar los esfuerzos hacia su eliminación y transformar la vigilancia de esta enfermedad en una intervención básica.

Cabo Verde, libre de Malaria

Desde enero, el país africano de Cabo Verde ha sido certificado por la OMS como el tercer país de la región en ser declarado libre de esta enfermedad, tras Mauricio y Argelia, certificadas en 1973 y 2019 respectivamente. Este hecho marca un hito histórico y significativo en la lucha mundial contra esta enfermedad, ya que este reconocimiento se otorga cuando un país es capaz de evidenciar que la cadena de transmisión autóctona de la malaria se ha interrumpido a nivel nacional durante al menos tres años consecutivos.

El presidente caboverdiano, Ulisses Correia e Silva, señaló en enero en un comunicado conjunto con la OMS que «la certificación como país libre de malaria tiene un impacto enorme y es muy buena en términos de imagen exterior, sobre todo para el turismo. Se está reconociendo el desafío que Cabo Verde ha superado en el sistema de salud».

Sin embargo, el camino del archipiélago hasta llegar a este reconocimiento no ha sido fácil, ya que las frecuentes epidemias graves han asolado las islas durante años. Lo que hizo frenar los contagios fue, en primer lugar, la inclusión de estos objetivos en la política nacional de salud en 2007 y la creación de un plan estratégico contra la malaria que centró las bases en un diagnóstico ampliado y tratamientos tempranos y eficaces.