Proyecto Repara: atentos a los signos para detectar abusos

El Proyecto Repara, iniciativa del Arzobispado de Madrid para la atención de víctimas de abusos y la prevención de estos, sigue creciendo diez meses después de su puesta en funcionamiento. De hecho, el programa de formación que había anunciado en estas mismas páginas su coordinador, Miguel García-Baró, ya es una realidad. Se trata de un curso básico para «prevenir y ofrecer claves para la atención», que se impartirá en modalidad online en 2021 y que está pensado para parroquias, animadores y catequistas de infancia y juventud, movimientos diocesanos y grupos educativos. La idea del Arzobispado de Madrid es que todos los espacios diocesanos cuenten con agentes de pastoral o responsables que hayan realizado la formación y la difundan y, por tanto, queden avalados como espacios seguros por el sello Repara.

Los contenidos discurren en torno a tres bloques –las víctimas y su relato, qué se entiede por abuso y cómo afecta psicológicamente a la personas que lo sufre– que serán presentados en un encuentro virtual este viernes, 23 de octubre, a las 18:00 horas.

Valentín Rodil, coordinador de la atención terapéutica de Repara y encargado de presentar el tercer bloque, reconoce en entrevista con Alfa y Omega que lo que se quiere transmitir es «la importancia de poner en el centro a las víctimas y su sufrimiento». Y esto implica la necesidad de formarse y saber, por ejemplo, qué pasa a la vida de un niño cuando sufre un abuso; qué consecuencias puede tener a nivel conductual en ese momento y en la vida adulta; cómo se muestra emocionalmente; cuál es el motivo por el que lo esconde y vive como si no hubiese sucedido nada, o por qué no denuncia hasta mucho tiempo después.

Conocer todo esto puede servir para caer en la cuenta de determinados comportamientos e, incluso, detectar casos. Por ejemplo, una conducta sexualizada o un patrón de amor basado en la complacencia en un niño podrían ser signo de que ha sufrido un abuso y encender las alarmas. «Al saber más, estamos más atentos, y esto puede tener un impacto positivo en la seguridad de los entornos. Se han dado situaciones a las que no hemos dado importancia porque pensábamos que no la tenían».

La formación también es importante para recibir adecuadamente un testimonio. Según Rodil, todos los estudios y experiencias demuestran que la revelación de los abusos es más bien velada, como en tentativa y, por eso, la actitud para acogerla «es crucial». Y urgente, porque la mayoría de las personas que narran un suceso de estas características se encuentran con que no son creídos, considerados o se les diagnostica un trastorno psiquiátrico.

Necesidad de ser creídas

De hecho, es lo que piden las víctimas unánimemente: que se tome en cuenta su relato. «Cuando la justicia les da la razón, les da la vida. Hasta entonces se les trata como mentirosos, pecadores, exagerados, que son ellos los que han hecho algo…», añade. Luego necesitan justicia reparativa, una aproximación terapéutica integral a todos los niveles y un camino de sanación.

«Por tanto, lo que vamos a compartir en este curso de formación es lo que estamos descubriendo que funciona», añade Rodil, que insiste en el mensaje preventivo de estar atentos a los signos y escucharlos, pero recuerda que es igualmente vital ayudar a las víctimas a entender que hay un camino de vuelta, que «se puede salir de esto». No se trata, concluye, de dar a conocer Repara y otras iniciativas que trabajan en este ámbito –que también–, sino de que haya gente que, al conocer tanto las consecuencias del abuso como la posibilidad de salir de él, se animen a ser vehículos de transmisión