Tras siete años privado de libertad y sometido a torturas, el disidente chino Chen Guangcheng espera poder recuperarse «en cuerpo y en espíritu» en Estados Unidos. Después de un mes de tensión, las autoridades chinas y estadounidenses acordaron que Chen volara a Estados Unidos con su familia, el pasado sábado, como estudiante invitado de la Universidad de Nueva York, en vez de como refugiado. El abogado ciego pretende volver algún día a China, para seguir denunciando los abortos forzados que forman parte de la política del hijo único. «No puedo callarme ante las maldades que se cometen contra las mujeres y los niños», declaró en una llamada telefónica al Congreso de Estados Unidos, pocos días antes de dejar China. El congresista provida Chris Smith, que le ha apoyado desde hace años, afirmó tras su llegada a América: «Su causa, que es defender a las mujeres de los abortos forzados, no ha recibido la suficiente atención en la comunidad mundial». De hecho, Estados Unidos financia al Fondo de las Naciones Unidas para la Población, cómplice de China en estos crímenes.