No es verdad 854 - Alfa y Omega

…y si las cosas siguen así, como dice El Roto en la viñeta que ilustra este comentario, no pasará mucho tiempo sin que haya que pasar del provincianismo al aldeanismo. Ha saltado a la portada de los periódicos, estos días, la doctrina Roca a favor de la secesión de Cataluña. Don Miguel Roca fue uno de los llamados padres de la Constitución española de 1978. Algunos han tardado en verle el plumero, pero como cada cual da lo que tiene, al final se lo han acabado viendo. Sale diciendo ahora que «es imposible que alguien diga que la consulta es inconstitucional» (se refiere al eventual referéndum sobre la independencia de Cataluña). Es constitucional, añade, «si hay voluntad política de hacerla constitucional». O sea, que, según este señor, lo constitucional no es; se hace. Se hace según y cómo. Según le interese o deje de interesar a no sé quién; por ejemplo, si mañana interesa que sea constitucional el terrorismo, o el genocidio del aborto, o las violaciones, pues se hace constitucional. Iñaki Ezquerra ha recogido el guante de la pregunta de Roca ¿Qué nos hemos creído? y, bajo ese título, responde: «No nos hemos creído nada, señor Roca. Sólo hemos hecho como que nos creíamos su moderación». Y José María Carrascal, bajo el título Recogiendo velas, ha escrito, también en ABC: «Tras haber intentado en vano alcanzar con insultos y amenazas lo que buscaba, el nacionalismo catalán intenta alcanzarlo con moderación, diálogo y terceras vías». No hay terceras vías que valgan. Lo que es anticonstitucional, es anticonstitucional y punto. Aparte de que, como ABC ha alertado en una portada para guardar, la independencia sería una ruina para Cataluña, ya que perdería dos tercios de su comercio con el resto de España y habría una fuga masiva de empresas.

El portavoz de los obispos españoles y Secretario General de la Conferencia Episcopal, monseñor Martínez Camino, ha afirmado ante las cámaras de TVE1 que «no es moral actuar contra la Constitución y no es aceptable actuar contra la Ley y quebrantar el marco de nuestra convivencia». Y ha añadido: «La Iglesia siempre reconoce el poder legítimamente constituido. La unidad, la convivencia, la historia de España, es un bien que hay que tratar con responsabilidad moral porque está en cuestión el bien común, la paz y la convivencia».

Es triste que haya que recordar cosas tan elementales, pero no hay más remedio que hacerlo, en un país en el que el Rector de la Universidad pública más importante defiende a los cafres de los llamados piquetes informativos que, en una jornada de huelga, no dejan entrar a la Universidad a profesores que quieran dar clase ni a alumnos que quieran recibirla. Es algo así como lo de esos llamados trabajadores de la limpieza que hacen huelga y protestan no sólo dejando de limpiar, sino llenando de basura las calles y plazas de la ciudad. Y esto es lo que hay, por mucho que el señor ministro de Educación hable de respeto a lo que no es respetable; porque, efectivamente, toda persona es respetable, pero sus ideas y sus comportamientos no: los hay respetables, los hay menos respetables, y los hay que en absoluto son respetables; y no entenderlo así es no entender qué es y en qué consiste el respeto, porque la mejor manera de respetar a una persona es decirle y explicarle por qué lo que dice o lo que hace no es respetable.

Así, por ejemplo, tampoco tiene nada de respetable lo de algunos dirigentes del partido socialista actual que, cada vez que hay unas elecciones a la vista, o algún problema interno que esconder, sacan el espantajo de la guerra civil que perdieron y ahora quieren ganar, o el Valle de los Caídos que les gustaría ver desaparecer. Naturalmente, de la crisis actual, que mucho más que económica es política, educativa y moral, no se sale con el ritornello del guerracivilismo, de la denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede, de Franco, y del laicismo beligerante. La gente –la gente sensata, equilibrada–, incluso dentro de sus mismas filas, está, como puede comprobar el lector en este mismo número de Alfa y Omega, a años luz de tales miopes y cutres milongas. En su Conferencia Política, los del PSOE dirigente actual no van a hablar del problema territorial, ni de ETA, sino ¿de qué? Hay tantas cosas que arreglar, por desgracia, que no sé si nos va a dar tiempo, de aquí al fin del mundo…