El año 1983, el Beato Juan Pablo II visitó América Central. Llamó especialmente la atención el discurso a los jóvenes en San José de Costa Rica. El programa que allí trazó cobra actualidad para los jóvenes que están pensando, o dudando, en participar en la próxima JMJ.
Decía: «Sé que, con frecuencia, preguntáis acerca de cómo vivir de modo que valga la pena; cómo hacer algo para mejorar la sociedad, saliendo al paso de los graves males que sufre. Y sé que para ello estáis dispuestos a adoptar una actitud positiva». Luego añadía: «No basta contemplar tantos males, o lamentaros pasivamente. No aportaría solución alguna declararse impotentes o vencidos». Lamentarse es lo cómodo, lo fácil. Pero es lo estéril y lo que un joven cristiano nunca puede hacer. Porque, como añadía el Papa, «Cristo llama a comprometerse a favor del bien, de la destrucción del egoísmo y del pecado». Lo que Jesucristo quiere es que los jóvenes construyan «una sociedad en la que se cultiven los valores morales que Dios desea ver en el corazón y en la vida del hombre».
Este camino no es fácil, pero se puede recorrer con fe en Jesucristo. En última instancia, la fe no es sino descubrir que el hombre que sufre es imagen de Dios, al que Dios ama y quiere que sea amado por los demás.
Juan Pablo II conocía muy bien las fuerzas contrarias que tratan de conducir a los jóvenes a situaciones que, además de envilecerles, les llenan de amargura. Basta pensar en el desenfreno sexual, la droga y otros vicios que destruyen la fuerza ardorosa de los jóvenes y debilitan su capacidad para afrontar las reformas que son indispensables para la sociedad.
Por eso, cuando faltan menos de cien días para la JMJ, valdría la pena quedarse con las palabras de esperanza con que concluía Juan Pablo II: «Si sois fieles a lo que Cristo os pide, sentiréis el gozo de quien lucha y sufre por el bien, de quien encuentra en cada hombre el rostro de Cristo, de quien ante un mundo que lo busca grita un mensaje de optimismo: también en nuestros días, Jesús de Nazaret sigue siendo fuente e inspiración de la verdad, de la dignidad, de la justicia, del amor».
De su Carta Quedan menos de 100 días para la JMJ