La indulgencia de la Porciúncula - Alfa y Omega

La indulgencia de la Porciúncula

El Papa visita hoy el corazón la Orden de San Francisco para conmemorar el 800 aniversario del Perdón de Asís

José María Ballester Esquivias
Basílica de Santa María de los Ángeles. Foto: porziuncola.org

Según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, porciúncula significa «jubileo que se gana el 2 de agosto en las iglesias y conventos de la Orden de San Francisco». La etimología procede del latín portiuncula, diminutivo de portio, pedazo. Hoy el pedazo es una pequeña iglesia instalada dentro de la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís. Pequeña, pero de gran significado para la Orden de San Francisco y para la Iglesia universal.

La historia se remonta a los tiempos del Papa Liborio (352-366), cuando los eremitas del valle de Josafat llevaron allí unas reliquias de la tumba de la Virgen. De acuerdo con la misma tradición, a mediados del siglo VI, pasó a depender de san Benito. Poco se sabe de ella hasta que, a principios del siglo XIII, el abad de San Benito del Monte Subasio se la confió a san Francisco de Asís, encomendándole una función bien precisa: convertirla en la sede de su orden. Más de 800 años después, lo sigue siendo. San Francisco y sus sucesores cumplen, pues, la misión con creces.

Allí fue donde el 23 de febrero de 1208, Il Poverello d’Assisi sintió como Cristo le llamaba para que llevase una vida de pobreza total, de acuerdo al mandamiento formulado por el Evangelio de san Mateo (Mt 19, 21). Sin embargo, también era una época muy agitada en el plano europeo –principalmente por las Cruzadas– y había que actuar. San Francisco actuó dentro de su ámbito.

Retablo del interior de la Porciúncula, en el interior de la basílica de Santa María de los Ángeles. Foto: porziuncola.org

Según explica la Enciclopedia Franciscana, «en julio de 1216, Francisco pidió en Perugia a Honorio III que todo el que, contrito y confesado, entrara en la iglesita de la Porciúncula, ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y otros que sostenían con sus ofrendas las iniciativas de la Iglesia. De ahí el nombre de indulgencia de la Porciúncula, perdón de Asís, indulgencia o perdón de las rosas (por el prodigio que medió en su confirmación según alguna tradición tardía) u otros parecidos».

Para poder ganar esta indulgencia, válida todos los años desde el mediodía del 1 de agosto hasta la medianoche del 2, el fiel ha de cumplir dos requisitos. El primero consiste en rezar un padrenuestro o un credo en Santa María de los Ángeles, en la Porciúncula o en cualquier otro templo de la Orden de San Francisco; el segundo, confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.

La tradición de la Porciúncula no ha estado exenta de controversias a lo largo de los siglos, pero la Iglesia la ha mantenido y ampliado, de forma muy particular a través del magisterio de los Papas. Esto declaraba, sin ir más lejos, el beato Pablo VI, el 14 de julio de 1966. «En estos días en que se celebra el 750 aniversario de la aprobación de aquella indulgencia por parte de Honorio III, la cual, como se cree, fue concedida al mismo san Francisco y que diversos predecesores nuestros confirmaron a lo largo de los siglos, nos es grato dirigirnos a los fieles que, según el uso y costumbre de cuantos nos han precedido, se dirigen a la Porciúncula, resplandeciente por ilustre antigüedad, para reconciliarse de una manera más plena y solícita con el mismo Dios allí donde aquel que ore con corazón devoto obtendrá lo que pida».

50 años después, en el marco del Año de la Misericordia y el VIII Centenario del Perdón de Asís, Jorge Mario Bergoglio visita hoy de forma privada el corazón de la orden fundada por el santo de quien tomó el nombre al convertirse en Papa.