No es verdad nº 902 - Alfa y Omega

No hay más que ver la viñeta que ilustra este comentario y que Mingote publicó en ABC nada menos que en enero de 1995, para entender y comprobar que la corrupción de algunos políticos no es cosa sólo de ahora, sino que ha llovido lo suyo desde que comenzó, que fue, con diversas variantes, no mucho después de la creación del mundo y no mucho después del pecado original. La única eventual diferencia puede estar en que ahora es como si se hubiera puesto de moda e institucionalizado: basta pensar en algunos Presidentes de la Junta de Andalucía, en algún tesorero del PP, en algún Presidente de Diputación, en algunos dirigentes sindicales de la UGT y de Comisiones Obreras, en algunos barandas de algunas Comunidades Autónomas, o en la señora Marta Ferrusola que, según ha publicado ABC, y no he visto que haya sido desmentido, visitaba, como algunos de sus hijos, cada mes, los Bancos de Andorra, e iba con escolta oficial, pagada por los españoles contribuyentes, que ya sólo faltó que le pusieran alfombra, banda de música y le rindieran honores.

Esto ha venido a conocerse precisamente en unas fechas en las que esta España descafeinada y triste está enseñando a sus niños la memez, diabólica antes que yanqui, de Halloween, en vez de la comunión de los santos; de manera que Juan Manuel de Prada tiene toda la razón del mundo al escribir que «es de justicia que en la España de hogaño se celebre Halloween por todo lo alto, en sustitución de la solemnidad de Todos los Santos» y proponga que, «para ser del todo justos, la celebración de Halloween sea encumbrada a la dignidad de fiesta nacional, con reyes y ministros disfrazados de zascandiles macabros», porque justicia es dar a cada uno lo suyo, a la España de antaño, la comunión de los santos, y a la de hogaño, el calabazón de Halloween, y porque, como decía Mingote desplegando la alfombra ante la puerta de la cárcel, «nunca se sabe quién puede llegar…».

Mientras en algunos países nórdicos están cerrando cárceles, porque se están quedando vacías, aquí florecen como las setas en otoño tras las lluvias, y es llamativo que hay quien las inauguró oficialmente en plan preboste y ahora disfruta de sus instalaciones. Hay filósofos de última hora que, en debates tertulianos, avanzan la tesis de si la corrupción se estará convirtiendo, o se habrá convertido ya, en una forma de ser; dicen que una cosa es la realidad y otra la actualidad, pero a mí me parece más claro que el agua que la actualidad no es otra cosa que la espuma de la realidad, y desde luego no deja de ser muy triste y lamentable que los notarios de la actualidad anden tan preocupados por la corrupción, cuando la unidad de España está en cuestión, el Todo por la Patria lo sustituyen muchos por el todo por la pasta, el paro y la deuda nacional siguen siendo abrumadores, y sobre la familia, último reducto de todo, está cayendo una especie de ébola moral o de Chernobyl espiritual.

Alucina el rostro de cemento armado de los Mas y Junqueras que se han pasado la ley por el arco de triunfo, en un hasta ahora impune golpe de Estado y que ahora quieren que les proteja la ley internacional; alucina que los gobernantes –perdón por la palabra, es un decir, para entendernos– se hayan pasado legislaturas enteras haciendo economía y se hayan olvidado de algo tan sustancial, tan primordial como hacer política, hacer cultura, hacer educación, hacer justicia -¡dos años de cárcel por un tartazo y cuatro por cinco chicas muertas en el Arena!-, hacer verdad, hacer libertad en vez de hacer lo que a que a cada uno le dé la gana y aquí no ha pasado nada, si te he visto, no me acuerdo. Y ¿qué me dicen de los que, cuando les ponen en los despachos como directivos de TVE a gente que no les gusta o no son de su cuerda, hacen huelga, toda la que no hicieron en los últimos treinta años, mientras han estado los de su cuerda, ininterrumpida e incomprensiblemente, a pesar de los cambios y alternancias de Gobierno? ¿O de los voluntarios de Mas, que avisa a funcionarios, directores de Instituto y medios de comunicación que, o facilitan la histórica consulta del 9 de noviembre, o si no, que se atengan a las consecuencias? Historia, lo que se dice historia, el 9 de noviembre fue la caída del Muro de Berlín. ¿Cuántos otros muros faltan por caer? Porque, como dice Mingote, «nunca se sabe quién puede llegar». La esperanza es lo último que se pierde.