El Pontífice recuerda el aniversario de la Laudato si' en el Regina caeli
Ha recordado que «cada hermano es morada de Dios, ya que se revela especialmente en los pequeños, los pobres y quienes sufren»
El Papa León XIV ha presidido en la mañana de este domingo el Regina caeli, la oración mariana que sustituye al ángelus durante el tiempo pascual y hasta Pentecostés. Ante una plaza de San Pedro soleada y abarrotada de fieles, ha cantado esta oración en lo que ha sido su primer Regina caeli asomado a la ventana del Palacio Apostólico desde que fue elegido Pontífice. Una ocasión en la que ha querido agradecer el cariño recibido por los fieles durante este tiempo: «Desde hace pocos días he comenzado mi ministerio entre ustedes y deseo ante todo agradecerles el afecto que me están manifestando, al mismo tiempo les pido que me sostengan con su oración y cercanía».
«Hace 10 años, el Papa Francisco firmaba la encíclica Laudato si, dedicada al cuidado de la casa común y que ha tenido una extraordinaria acogida». Con estas palabras, León XIV ha comenzado recordando el aniversario que cumple este escrito, que «ha inspirado muchas iniciativas y nos ha enseñado a escuchar el doble grito de la tierra y de los pobres». Después ha expresado un emotivo saludo y ánimo al movimiento Laudato si, «así como a todos los que llevan adelante este compromiso».
Además, el Papa ha tenido unas palabras de recuerdo para Stanislaw Streich, sacerdote diocesano que ha sido beatificado en la ciudad polaca de Poznan. «Fue asesinado por odio a la fe en 1938 porque su obra en favor de los pobres y de los obreros molestaba al régimen comunista», ha explicado el Santo Padre, y ha pedido «que su ejemplo estimule a los sacerdotes a derramarse generosamente por el Evangelio».
Además, León XIV ha recordado la Jornada de Oración por la Iglesia en China, que se ha celebrado este sábado y que fue instituida por Benedicto XVI. En este día se ha rezado «en las iglesias y santuarios de China y de todo el mundo como signo de la solicitud del afecto por los católicos chinos y por su comunión a la Iglesia universal».
Así pues, «nuestra oración también abraza a todos los pueblos que están sufriendo por las guerras», ha señalado el Pontífice, que en esta ocasión no ha verbalizado nombres de países concretos. «Invoquemos coraje y perseverancia a todos los que están comprometidos en el diálogo y en la búsqueda de la paz».
«Cada hermano es morada de Dios»
En su catequesis, el Papa ha explicado que en muchas ocasiones a nosotros nos ocurre igual que a los apóstoles cuando se angustiaban en la víspera de la muerte de su maestro. Sin embargo, es el Espíritu Santo quien «nos libera de la angustia y la preocupación». De esta manera, ha reflexionado sobre qué significa dejar que Dios more en nosotros. «Si él mismo hace morada en nosotros, ese amor nos ilumina, va entrando en nuestra forma de pensar y en nuestras decisiones, hasta alcanzar también a los demás e iluminar todos los ámbitos de nuestra existencia», ha señalado.
El Santo Padre ha reconocido que es hermoso visualizar nuestra misión, las realidades y personas que nos han sido confiadas, así como nuestros diferentes servicios a la Iglesia y «que cada uno de nosotros pueda decir con confianza: aunque soy frágil, el Señor no se avergüenza de mi humanidad, al contrario, viene a habitar dentro de mí».
Por eso, León XIV ha hecho una ferviente invitación a un compromiso sincero para «llevar su amor a todas partes, recordando que cada hermano es morada de Dios, y que su presencia se revela especialmente en los pequeños, en los pobres y en quienes sufren, pidiéndonos ser cristianos atentos y compasivos».