Cobo en el Jubileo de los Movimientos: «Que vuestros carismas estén siempre al servicio de la unidad de la Iglesia» - Alfa y Omega

Cobo en el Jubileo de los Movimientos: «Que vuestros carismas estén siempre al servicio de la unidad de la Iglesia»

«Tenemos el reto de continuar unidos en la comunión de la Iglesia, y así escuchar juntos lo que el Espíritu espera de la Iglesia de Madrid en el mundo de hoy», señaló en su homilía

Begoña Aragoneses
Eucaristía celebrada este sábado
Eucaristía celebrada este sábado. Foto: Archimadrid / Ignacio Arregui.

«Muchos movimientos y todos unidos en un mismo sentir, que es Jesucristo». Lo percibía María José, de la Orden Franciscana Seglar, sentada ya en la catedral de la Almudena a la espera del inicio de la Misa Jubilar de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, este sábado. Y así resumía lo que en este día habían experimentado los participantes en el jubileo y en la Jornada del Apostolado Seglar, al que estaban invitados más de 60 realidades de Iglesia presentes en la diócesis.

El rojo litúrgico anunciaba la gran solemnidad de la Eucaristía, en el día en que la Iglesia universal celebra Pentecostés. Una veintena de sacerdotes que acompañan a los movimientos concelebraban junto al cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, además de vicarios episcopales. Asimismo, se encontraba la directora del Secretariado de Apostolado Seglar, Susana Arregui, y el secretario técnico de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, Luis Manuel Romero.

A los pies del altar se colocaban los carteles de cada uno de los movimientos presentes, entre ellos Anfe, focolares, Hermandades del Trabajo, Amistad en Cristo con María, Vida Ascendente, Red mundial de Oración del Papa, Movimiento Cultural Cristiano, Movimiento Teresiano Apostólico, Talleres de Oración y Vida, Movimiento Apostólico de Schoenstatt, HOAC, Grupos de oración y amistad.

El cardenal Cobo durante la Eucaristía celebrada este sábado
El cardenal Cobo durante la Eucaristía celebrada este sábado. Foto: Archimadrid / Ignacio Arregui.

«Es una alegría estar en esta vigilia con vosotros aquí», comenzaba el cardenal Cobo la homilía, «unidos como los apóstoles en Pentecostés», cada uno con «su carisma, con su toque, con su ministerio». Y destacaba la comunión que se hacía vida en la catedral entre todos, «dispuestos a responder a la misión de dar testimonio de Cristo sin tregua». La comunidad diocesana, observaba, está llena de movimientos y «todos apuntamos a algo» que ya se ha iniciado este curso, «la importancia del descubrimiento de la vocación bautismal, de la vocación laical como una aportación especial» a la diócesis. «Para esta empresa os necesito especialmente».

«Tenemos mucha suerte en nuestra diócesis por tanta riqueza y pluralidad de vida cristiana», reconocía el arzobispo de Madrid. Algo que «es un gozo pero también una gran responsabilidad», porque «tenemos el reto de continuar unidos en la comunión de la Iglesia, y así escuchar juntos lo que el Espíritu espera de la Iglesia de Madrid en el mundo de hoy».

Signos de esperanza

El cardenal Cobo añadía, aludiendo al Año Jubilar, que «estamos llamados a ser signos de esperanza, en vuestros hogares, en medio de vuestros movimientos y comunidades, pero sin encerraros en cada uno de ellos, sino sabiendo que cada realidad eclesial está llamada a ser una puerta que acceda a la totalidad de la Iglesia». Igualmente afirmaba que «en vuestras manos está el que podamos avanzar hacia una Iglesia más pobre, más humilde y atenta a los signos de los tiempos, más sinodal, mas participativa y menos clerical, y más misionera». Porque los movimientos «estáis llamados» a las periferias del dolor, del pecado, de la miseria, revelaba.

Para concluir, el arzobispo de Madrid hacía «dos subrayados de respuesta a este Pentecostés» para los presentes. El primero, mirar y escuchar la misión «más allá de la mirada de nuestros movimientos». Solo «desde la comunión efectiva y afectiva» con el Papa, el obispo, la Iglesia diocesana, «vuestro apostolado dará fruto». Y en segundo lugar, la complementariedad. En la «gran sinfonía de carismas de la diócesis», manifestaba, «os invito a seguir haciendo todo lo posible para que vuestros carismas permanezcan siempre al servicio de la unidad de la Iglesia».

La celebración concluía con el envío misionero de los laicos «para que seáis testigos del Resucitado que anuncia la paz». El cardenal Cobo agradecía a los movimientos su trabajo por la comunión «y por hacer posible que el rostro de Cristo en la Iglesia siga teniendo estos magníficos colores a través de vosotros».