«Los católicos no podemos ser meros espectadores» de la política. Hay que pasar a la acción para revigorizar la democracia española. Este es el llamamiento que ha lanzado el Congreso Católicos y Vida Pública, celebrado el pasado fin de semana en Madrid. En la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, el cardenal Blázquez lamentaba el lunes que surjan «voces excluyentes del hecho religioso en la vida pública y social», y alertaba frente a las pretensiones de romper la «unidad de España». El arzobispo de Valladolid hacía un llamamiento a recuperar «el acercamiento de unos a otros» y «el diálogo auténtico» que hicieron posible una transición pacífica a la democracia en España. Pero para eso hacen falta personas capaces, con generosidad y altura de miras, dispuestas a dar el salto a la política o a asumir compromisos en la sociedad civil, cada uno allí donde se sienta llamado. Esto es lo que ha promovido desde sus orígenes la Asociación Católica de Propagandistas. En tiempos políticamente convulsos como los actuales, ese carisma recobra plena actualidad.