Campo de verano - Alfa y Omega

Este año el Señor nos concedió poder ofrecer ocho días de juegos, formación, oración y socialización a nuestros niños iraquíes cristianos en Kirsehir.

Creíamos que por el coronavirus no íbamos a poder realizarlo, pero al llamar al campo deportivo para saber si tenían permiso para abrir, nos dijeron que desde el día siguiente sí. Nos pareció un milagro. A través del juego, danza y teatro íbamos explicando a los niños el misterio de amor recorrido por nuestro Dios para ayudarnos a reconocerlo como Padre.

Lo primero que nos sorprendió fue el ver que los niños con sus padres llegaban media hora antes. Luego iban inmediatamente al campo para empezar a correr de un extremo al otro con una explosión de alegría inmensa. Los dos primeros días, algunos no querían perder tiempo comiendo para tener aún más para seguir jugando. Y al salir, ¡preguntaban a sus padres cuántas horas quedaban para volver!

El ultimo día invitamos a los padres, hermanos y abuelos a participar en la fiesta final, donde los cuatro grupos de niños iban a compartir el mensaje de la Creación, las parábolas del hijo pródigo, el buen samaritano y los talentos, y la crucifixión de Jesús. Todos teníamos los nervios a flor de piel porque temíamos que los niños no pudiesen sentirse libres delante de tanta gente. Y además, teníamos invitados especiales, entre ellos nuestro obispo y algunos amigos y representantes de las Fuerzas de Seguridad de la ciudad. Para colmo, muchos padres llegaron una hora antes y tuvimos que dejarlos bajo el sol, y que pasaran solo las abuelas y mujeres con bebés.

Pero para nuestra gran sorpresa, los niños lo hicieron de maravilla. En varios momentos muchos de nosotros tuvimos que contener las lágrimas. La emoción fue muy fuerte, sobre todo en el momento del Calvario. Algunos de los niños se identificaron tan fuertemente con los personajes que nos hicieron llegar con mucha fuerza el mensaje del amor de Dios nuestro Padre.

Al despedir a los padres y sus hijos, muchos nos pedían si no sería posible hacer una semana así, ¡cada mes!

Todos los animadores estábamos muy contentos por haber podido ofrecer a nuestros niños esta semana de felicidad en este momento tan delicado. Dimos gracias a Dios por habernos acompañado y dado la fuerza necesaria para llevarlo a cabo con tanta energía y entusiasmo.