Para que los Reyes Magos también lleguen a Nicaragua - Alfa y Omega

Para que los Reyes Magos también lleguen a Nicaragua

La asociación Pan de Vida para Nicaragua pone en marcha un Bizum solidario para que Melchor, Gaspar y Baltasar puedan llegar a los 160 niños a los que atiende

José Calderero de Aldecoa
Algunos de los niños a los que atiende la asociación Pan de Vida para Nicaragua.

Verano de 2005. Un grupo de feligreses de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, de Alcorcón, se traslada hasta el reparto William Fonseca, como se conoce a una de las barridas que se encuentra a las afueras de la ciudad de León, en Nicaragua. Les espera por delante un mes de misión. Entre sus tareas, «visitar a los enfermos, dar catequesis a los niños o anunciar el Evangelio casa por casa», recuerda Cristina Sánchez Aguilar, presidenta de Pan de Vida para Nicaragua desde hace cuatro meses y subdirectora de este semanario.

En una de aquellas jornadas, durante la hora de la comida, los feligreses se dan de bruces contra la dura realidad de los niños desnutridos del reparto. La imagen les arranca un gesto de caridad espontáneo y es el germen de la asociación.

«Estábamos comiendo gallopinto —un plato de judías cocidas y arroz típico del país latinoamericano— cuando de pronto se acercaron unos niños totalmente desnutridos», rememora Sánchez. «Nos miraban mientras comíamos desde los barrotes exteriores del recinto de la capilla en la que nos encontrábamos».

Se trataba de un grupo de niños de la calle que no tenían nada que llevarse a la boca. Entonces, «cogimos lo que teníamos en nuestros bolsillos y se lo dejamos a Brenda [Martínez]», nicaragüense, responsable en la actualidad del comedor, «y le dijimos: “Coge esto para dar de comer a estos cuatro niños, de momento”».

A su llegada a España, aquel grupo de feligreses puso en marcha la Asociación Pan de Vida para Nicaragua. «Empezamos con cuatro niños y 15 años después damos de comer a 160 pequeños al día», asegura Cristina Sánchez. Además, «hay una veintena de niños a los que costeamos la clase de Educación Infantil» en el Colegio San Ignacio de Loyola, que un sacerdote de la diócesis de Getafe puso en marcha también en el reparto, e «impartimos talleres de costura, inglés, informática o repostería». Todo esto ofrece «trabajo a familias de la zona», entre cocineras, asistentes del comedor, las personas que llevan las cuentas o los profesores de los talleres.

Dificultades por la COVID-19

En la actualidad, la asociación cuenta con alrededor de 130 socios, pero hay ocasiones en las que «los gastos superan a los ingresos y la diferencia la cubríamos con la organización de diferentes eventos para recaudar fondos», explica la presidenta. Con la COVID-19 todavía campando a sus anchas en España, todo este tipo de eventos se han cancelado y los ingresos han disminuido. Sin embargo, «los niños tienen que seguir comiendo».

En este contexto, la asociación Pan de Vida para Nicaragua se encuentra embarcada en una campaña de captación de socios. Es posible hacerse socio enviando un correo electrónico a asocpandevida@gmail.com. Además, han puesto en marcha un Bizum, con el número 01084, para que quien lo desee pueda hacer un donativo de manera fácil y rápida. «El dinero no pasa por intermediarios, llega desde nuestras manos a las de la persona nicaragüense que se encarga del comedor y que, cada mes, nos detalla hasta los céntimos que se gastan en arroz», asegura Cristina Sánchez, que concluye pidiendo a los lectores que se acuerden de estos niños ahora que todo el mundo está con las últimas compras de Reyes. «Con pocos euros un niño puede comer durante todo un mes», asegura.