«Yo amo la vida»
Me pasa que soy incapaz de recomendar un libro al océano de la generalidad, como el que arroja granos al corral. Si no conozco suficientemente a una persona, no puedo darle de comer lecturas al tuntún porque, con razón, se puede estragar. Solo hablo de los libros que me han sacudido por dentro o me han provocado la misma interpelación que producen las personas cuando se las escucha en profundidad. Es el caso de Instrumental, la conmovedora autobiografía del pianista británico de 40 años James Rhodes (Editorial Blackie Books). Fue violado por su profesor de gimnasia cuando tenía seis años (él mismo alude a violación, no al eufemismo banal de abuso), su vida se tuerce, se le roba la infancia y se le queda la misma alma de los personajes de The Walking Dead. Se convierte en politoxicómano y alcohólico, tiene varios intentos de suicidio, se le diagnostica trastorno bipolar, estrés postraumático agudo, autismo, depresión clínica, ideación suicida, trastorno disociativo de la personalidad y ramificaciones psicóticas de igual porte. Pero lo que relata en el libro es su pasión por vivir: «En mi vivienda actual reina un olor de esperanza y posible redención».
Su historia no es un ejercicio de autoayuda, sino el reconocimiento de que uno solo nunca puede. Por eso su novia, su mánager, su madre («de forma literal») y su mejor amigo son los protagonistas de su crecimiento. Conmueve el momento en el que tiene a su hijo: «Mi hijo fue y es un milagro. No voy a experimentar nada en la vida que pueda equipararse a la incandescente bomba atómica de amor que estalló en mi interior cuando nació. No había entendido la palabra perfección hasta que lo tuve en brazos. Ni tampoco entendía del todo la idea de Dios. Si hay padres que están leyendo esto y que afirman no creer en Dios, mienten».
Hay mucha lucidez en Rhodes. «Es espantoso e irónico saber que he pasado casi toda la vida huyendo de las cosas que me acabaron salvando (la sinceridad, la verdad, la realidad, el amor, la aceptación de quién soy), porque creía que me matarían». Insisto, no es un libro que sea plato de gusto de la mayoría, está escrito con mucha sal gorda, hay innumerables expresiones soeces, descripciones duras sobre autolesiones, etcétera, pero existe mucha pasión por conocer la verdad y buscar el equilibrio en la vida, como el compromiso asumido en matrimonio. Vamos, que me lo recomiendo.