«La Gala Inocente va donde no llega la Seguridad Social»

Para la familia Romero Melero, sentarse al brasero en la casa de los abuelos de Cazorla cada 28 de diciembre para ver la Gala Inocente era una más de las tradiciones navideñas. Un programa que, ayudándose de cámaras ocultas y actores, ponía entre las cuerdas a famosos y les gastaba bromas preparadas para recaudar fondos con las llamadas de los telespectadores desde todos los rincones de España. Todo ello combinado con un toque solidario a través de vídeos e historias personales.

«Éramos muchos», dice Antonio, uno de los nietos; «nos juntábamos primos, tíos, abuelos y padres. Era divertido porque había momentos de tensión en los que parecía que se iba a liar justo antes de que sonara la música de siempre». En la mesa redonda, entre turrones y villancicos, María, otra de las nietas recuerda que «pedíamos silencio para poder escuchar bien y los primos más pequeños recortábamos los muñequitos del programa y los pegábamos en la espalda como inocentadas». Mientras los recuerdos de aquella reunión familiar florecen, en la memoria de la familia Romero Melero no deja de sonar aquella sintonía tan pegadiza.

Años después, muchos de los allí presentes siguen reuniéndose cada Navidad para reír a carcajadas con un modelo televisivo que traspasa generaciones y permanece en el tiempo. «Lo que sigue enganchando del programa es un doble perfil: es entretenido y a la vez es benéfico», explica Cristina Fernández, directora de la Fundación Inocente en conversación con Alfa y Omega. «Para nosotros, que la gente nos espere cada año es muy importante. Hay un poso solidario que hemos ido dejando con los años y que hace que la gente siga confiando».

Son casi 30 años de un formato audiovisual que empezó emitiéndose sin ser en directo cuando no existían Bizum ni WhatsApp para hacer las donaciones o recibir las llamadas. La directora de la fundación, presente desde los inicios, aún recuerda cómo, en una reunión de guionistas alguien dijo: «Para inocentes, los niños que mató Herodes», y ahí entendieron que, a través de esas bromas, podrían vincular a los famosos con los más pequeños y ayudar a los más necesitados. «En España la gente es solidaria», sentencia Fernández. «Solo hay que facilitarles las cosas y darles el motivo, que es lo que tratamos de hacer con la gala». Recuerda que el trabajo de la Fundación Inocente es perenne y está presente durante todo el año; se puede donar siempre que se quiera.

«Con el programa llegamos a pueblos y asociaciones muy pequeñas que, de otra manera, no se conocerían», recalca la directora. Evoca los inicios en los que, según cuenta, eran muchas las familias de hijos con problemas las que se enteraban a través de la gala de asociaciones que podían ayudarles. «Aunque ahora hay medios tecnológicos, no dejamos de ser una gran oportunidad para llegar a esos rincones donde no llega nadie, ni siquiera la Seguridad Social».

Este tradicional formato ha pasado por los grandes grupos mediáticos, desde sus orígenes en Telemadrid hasta su retransmisión actual en Televisión Española, pasando también por Telecinco y Antena 3. «La mezcla del humor con las historias personales y las causas concretas y reales caben en cualquier cadena», justifica Fernández. De hecho, este recorrido por las principales televisiones del país viene marcado por una enorme versatilidad: la riqueza de presentadores, la cercanía de las historias o la variedad de los proyectos solidarios son algunas de las claves que permanecen aún en la memoria de gran parte de los españoles.

En las entrañas de este programa tan característico se encuentra un equipo audiovisual muy profesional no exento de retos como la dificultad para cerrar un calendario debido a las sorpresas, la capacidad técnica de esconder cámaras ocultas o la elección de una persona famosa «que encaje bien el humor y tenga una buena reacción ante las bromas». La familia Romero Melero no solo recuerda esta gala como un «momento de encuentro», sino que continúan reuniéndose cada Navidad alrededor de aquella mesa redonda, generación tras generación. Mientras tanto, la directora de la Fundación Inocente no olvida la meta última del programa: «Conmover, tocar el corazón, que la gente pueda llamar y hacer una donación».

Destinado a las enfermedades raras

El dinero recogido en la última Gala Inocente servirá para financiar a 98 entidades cuyos proyectos están relacionados con el estudio de las enfermedades raras en menores. De las ayudas, medio millón será para investigaciones biomédicas y el resto se destinará a proyectos asistenciales como terapias y adquisición de productos ortopédicos. La entrega del dinero tuvo lugar este mes de abril en la sede del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares con la presencia de las asociaciones y fundaciones beneficiadas.