Ya nadie llama a Diego Velázquez - Alfa y Omega

Ya nadie llama a Diego Velázquez

Alfa y Omega

Dicen Toni Segarra, uno de los publicistas más icónicos de este país, y el sabio economista Leopoldo Abadía, que todo lo que se ha hecho en el marketing está copiado de la Iglesia católica. Que Pablo cogió el mensaje y lo convirtió en un producto que ha durado ya más de 2.000 años. Que el barroco fue la mejor campaña publicitaria de la historia, porque en un momento de crisis —con la Reforma—, la Iglesia llenó el mundo de belleza. Además, supo contar con los mejores: Velázquez, Caravaggio, Bernini, Rubens. Pero el tiempo de esplendor pasó. Los artistas especializados en temática religiosa se cuentan hoy con los dedos de las manos, y los que hay se sienten arrinconados. Hemos dejado a Apple la manzana mordida de Adán y la cruz desaparece, poco a poco, de la esfera pública. Aunque la victoria es que pertenece al pueblo. «Tenemos que estar en las series», lanzaba al aire como deseo un alto cargo eclesial. Pero cuando tenemos que comunicar, en ocasiones nos conformamos con apaños inexpertos de gente de buena voluntad y no invertimos en profesionalidad. Hay excepciones, como Pablo Moreno.  Estamos a tiempo de revertirlo. Seguimos teniendo el mejor producto de la historia.

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