«Vicenta María es un modelo muy oportuno para el feminismo» - Alfa y Omega

«Vicenta María es un modelo muy oportuno para el feminismo»

Pablo Moreno lleva al cine la vida de la fundadora de las Religiosas de María Inmaculada, que llevan 150 años ayudando a mujeres sin recursos

José Calderero de Aldecoa
La protagonista pudo entregar la primera copia de la película al Papa Francisco. A la derecha el director, Pablo Moreno. Foto: José Calderero de Aldecoa.

Martes, 8 de marzo de 2023, Día Internacional de la Mujer. Cuando se encendieron las luces del Cine Paz tras un pase privado, quedaron a la vista las lágrimas que las hermanas, las religiosas de María Inmaculada, no habían podido contener ante La Sirvienta, la «emocionante película» —susurró una de ellas— que el director Pablo Moreno ha realizado sobre su fundadora, Vicenta María López Vicuña, encarnada por Cristina González del Valle. «No la conocía, pero ponerme en su piel ha sido uno de los procesos más bonitos de mi vida», asegura la protagonista del filme, que se estrena este viernes, 24 de marzo.

Con este propósito ha tenido acceso no solo a una gran cantidad de fuentes documentales, sino que, además, ha podido pasar dos días completos con las religiosas, una experiencia que la intérprete describe como mágica. «Estuve en el sepulcro y en la habitación en la que la santa pasó sus últimas horas», rememora González del Valle con emoción. «Las hermanas me enseñaron las cartas que se escribía con sus padres», originarios del norte de España —como ella misma—, a los que les costó aceptar la vocación de su hija. «Incluso pude tocar los papeles en los que estaban dibujados los primeros bocetos de los hábitos de la institución que iba a fundar», recuerda la actriz, que, tras empaparse de la vida de la fundadora de las hermanas del servicio doméstico —como se conoce popularmente a estas monjas—, se ha transformado en «una mujer mucho más fuerte, valiente y decidida».

Precisamente es lo que Vicenta María hizo en vida con otras muchas mujeres. En 1868, con tan solo 21 años, decidió fundar la congregación para asistir a las jóvenes que se trasladaban del campo a la ciudad en busca de trabajo y que, en no pocas ocasiones, se veían sometidas a toda clase de tropelías y abusos. En La Sirvienta se ve a empleadas del hogar en condiciones de semiesclavitud o a jóvenes que han tenido que vender su cuerpo para comprar algo de comer o tener acceso a lugar donde dormir, todas ellas rescatadas por las religiosas. 150 años después, la congregación está presente en cuatro continentes y continúa ayudando a las jóvenes en su proceso de crecimiento de forma integral. «Fue una pionera de los derechos de las mujeres y hoy es un modelo muy oportuno para el feminismo. Creo que el mundo sería un lugar mejor si hubiera más personas como ella», concluye la actriz en entrevista con Alfa y Omega.

Pablo Moreno, que también es el responsable del guion, coincide en el análisis de la protagonista. Por eso quiso, de acuerdo con la distribuidora, Bosco Films, que esa proyección coincidiera con el 8M. «Es un guiño a esas miles de mujeres de la congregación que se han pasado los últimos 200 años trabajando de forma callada para dar una oportunidad a otras tantas que, literalmente, no tenían donde caerse muertas», señala el director de Ciudad Rodrigo, que pone a las religiosas como ejemplo de «una Iglesia que tiene rostro de mujer».

La Sirvienta, sin embargo, no cuenta toda la vida de Vicenta María. «Al final, una película es como una fotografía nocturna en la que intentas meter a todas las estrellas. Simplemente, no caben», explica Moreno, que concluye la entrevista relatando una de esas historias. «En una ocasión, la fundadora —que bien podría haber sido abogada— fue a pedir un préstamo a un banco para comprar una casa en Barcelona, pero el director la despreció por ser mujer y no se lo concedió», narra. La santa abandonó la sucursal entre lágrimas y se pasó toda la noche haciendo números y revisando leyes. Y continúa: «Al día siguiente se volvió a presentar en el banco y les explicó cómo tenían que darle el préstamo y cómo tenían que hacerlo para que ellos también ganasen dinero. Impresionado, el director se levantó y le ofreció su silla. “No, mi puesto está en otro sitio”, contestó». Con las mujeres.

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