Ha comenzado el mes de mayo con la fiesta de San José Obrero, que santifica el Día del trabajo. El trabajo humano es colaboración con Dios en la obra de la Creación y de la Redención. Hacer un mundo mejor, ayudando a los demás y dando gloria a Dios, son los objetivos del trabajo humano. ¿Y cuando no hay trabajo? La falta de trabajo constituye un problema grave para la vida social de un pueblo. El trabajo se ha convertido en el centro de la cuestión social. Empresarios, trabajadores, autoridades, sindicatos, colectivos sociales, todos han de hacer un esfuerzo para reactivar la economía, de manera que se abra el horizonte de la esperanza de un trabajo digno para tantas personas que hoy no lo tienen. El que confía en el Señor, acude a la ayuda divina para alcanzar esta gracia, que Dios quiere para todos. San José se nos presenta como especial protector, y a su poderosa protección nos encomendamos.
A lo largo de este mes, miles de niños y niñas se acercan a la Primera Comunión. ¿Qué les dirá Jesús? Jesús viene a decirles que los ama, que quiere ser amigo suyo para siempre. Ellos lo entienden ya desde esta edad temprana. Para muchos será una experiencia intensa del amor de Jesús. Procuremos no distraer de este objetivo el corazón de los niños, y que la Primera Comunión no sea el final, sino el comienzo de una amistad con Dios que les lleve a la santidad. La familia es factor fundamental, y a eso ayuda la parroquia y la escuela.
Otros, ya más crecidos, reciben el sacramento de la Confirmación, como la plenitud del Espíritu Santo, que los unge en el alma para hacerles gustar los dones de Dios, que los fortalece para ser testigos de Cristo en el mundo, que los confirma en la fe recibida en el Bautismo. Transformar el mundo, consagrarlo a Dios, hacer de este mundo un lugar habitable para todos, son frutos de la Confirmación, que hemos de pedir para los confirmados.
Mayo es también el mes de María. Que no pase este mes sin renovar nuestra consagración a la Virgen. Que gocemos de tenerla como madre y le ofrezcamos a ella las mejores flores y frutos de nuestra vida. Con flores a María, desgranemos las cuentas del rosario, esa oración que tanto bien hace al mundo.