Un compromiso misionero que no entiende de obstáculos - Alfa y Omega

Un compromiso misionero que no entiende de obstáculos

Aunque nuestra época presente dificultades, podemos y debemos dar testimonio de nuestra Esperanza

Alfa y Omega

El misionero salesiano Antonio César Fernández, a quien el Ministerio de Asuntos Exteriores acaba de entregar la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil de manera póstuma, fue asesinado en un ataque yihadista en Burkina Faso en febrero de 2019. Gloria Cecilia Narváez, una colombiana franciscana de María Inmaculada, fue liberada hace unas semanas después de haber estado secuestrada durante casi cinco años en Malí por una filial de Al Qaeda. Y una quincena de estadounidenses –vinculados a una organización amish– fueron secuestrados el pasado fin de semana en Haití por la banda 400 Mawozo… Estos son solo tres ejemplos, entre miles y miles, de personas que deciden «salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión», incluso hasta dar la vida.

Como subraya el Papa en su mensaje para el Domund, que se celebra este domingo, 24 de octubre, «con su testimonio de vida», los misioneros «nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser apóstoles generosos y alegres del Evangelio». «No podemos reservar al Señor para nosotros mismos», asevera, aludiendo al lema escogido por Obras Misionales Pontificias para la jornada: Cuenta lo que has visto y oído.

Francisco recuerda que «la historia de la evangelización» arranca con «una búsqueda apasionada del Señor», que quiere entablar con cada uno «un diálogo de amistad». Y pone el foco en que los primeros cristianos iniciaron su vida de fe en «un ambiente hostil y complicado», sufriendo incluso persecuciones y amenazas, pero eso no los llevó «a replegarse o ensimismarse». Ellos, según detalla, supieron «transformar todos los inconvenientes, contradicciones y dificultades en una oportunidad para la misión». Aunque nuestra época presente nuevos obstáculos y dificultades, como también remarca Fabrice Hadjadj en Alfa y Omega, siempre podemos y debemos dar testimonio de nuestra Esperanza.