Un buen samaritano - Alfa y Omega

Con ese titular un periódico indio publicó en 1996 un reportaje sobre el padre Luis María Moreta Centenera.

Él era entonces párroco de la misión de Karamsad, pueblo junto al que hay un famoso templo de la secta Swaminarayan. Este templo recibe generosos donativos de sus muchos devotos que lo visitan a diario… pero también despertó la codicia de un ladrón que lo quiso visitar de noche. Con tan mala suerte que los empleados del templo le sorprendieron, le dieron una soberana paliza y lo echaron a una acequia para que muriera allí.

Una mujer que por pasó cerca y vio que el hombre todavía estaba vivo fue a la misión y avisó al padre Moreta, quien fue enseguida. El ladrón tenía las piernas rotas, sangraba por la boca, se había hecho sus necesidades encima. ¡Y apestaba! Moreta lo levantó en sus brazos, lo metió en el coche y lo llevó al hospital. Solo verle, u olerle… rehusaron admitirle, con lo que Moreta se lo llevó a la misión. Con la ayuda de unos chicos mayores lo lavaron, adecentaron, y Moreta le volvió a llevar al hospital, donde no tuvieron más remedio que readmitirle. Le escayolaron y dieron de alta a los tres días.

Este pobre ladrón arrepentido una vez curado fue admitido en un centro de la madre Teresa en Vadodara, donde sirvió de jardinero hasta el final de sus días, en 2014. Un año después, el 27 de septiembre de 2015, el padre Luis Maria Moreta murió santamente en Ankleshwar, donde todos le recuerdan por su desbordante y generosa hospitalidad, además de por amenizar todas las reuniones con su inseparable acordeón. Me lo imagino en el cielo tocando una popular pieza musical hindi para su amigo el buen ladrón arrepentido. ¡Descansa en paz, alegre, fiel y buen samaritano!