Temor a una nueva crisis de refugiados en Irak - Alfa y Omega

Temor a una nueva crisis de refugiados en Irak

Cristina Sánchez Aguilar
Atentado en Bagdad, el 11 de mayo
Atentado en Bagdad, el 11 de mayo. Foto: EFE / Ahmed Ali.

En el último mes los atentados se han multiplicado en Irak. «Tenemos alguno casi todos los días, solo que en las noticias salen los más grandes o los que son contra los aficionados al Real Madrid». El motivo del recrudecimiento es que la ofensiva del Ejército iraquí ha arrebatado a Daesh el 40 % de su territorio. «Como no puede combatir en una batalla convencional, porque el Ejército tiene la ayuda de la coalición internacional —y de las milicias chiíes respaldadas por Irán—, el Dáesh responde con atentados en los puestos de guardia o en mercados repletos de gente inocente». El español Alberto Ortega, nuncio apostólico en Jordania e Irak desde hace seis meses, hizo una parada la semana pasada en Madrid para participar en un encuentro, moderado por el director editorial de COPE, José Luis Restán, y organizado por la asociación Construyendo Puentes en la Universidad CEU San Pablo.

«La recuperación del territorio está siendo lenta y difícil», afirmó el nuncio. El objetivo próximo del Ejército es la ciudad de Faluya, en el llamado triángulo suní, a 40 kilómetros al oeste de Bagdad y uno de los bastiones del autodenominado Estado Islámico.

Monseñor Ortega junto a José Luis Restán en el CEU. Foto: Construyendo Puentes

Monseñor Ortega resalta que «la ofensiva se está haciendo con mucha cautela, para no dañar a los civiles que los terroristas utilizan como escudos humanos». Pero Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra en la reserva y uno de los mayores expertos en geopolítica en España, vaticina que esta intervención resultará contraproducente. Los 50.000 habitantes de Faluya son sunitas, la rama del islam que profesaba Sadam Husein. La reconquista de la ciudad «provocará otro éxodo similar al de Siria. Con el Daesh nadie se había marchado de Faluya, pero desde que empezó la ofensiva hay unas 5.000 personas que han abandonado la ciudad porque no quieren volver a vivir bajo control chií». Llegan noticias de personas ahogadas en el Eúfrates al tratar de huir. Para Baños, «si el Ejército iraquí se hiciera con el control del país, los sunitas, el 40 % de la población de Irak, se plantearían huir». Otra de las consecuencias sería que «Irak caería en manos de Irán y eso Arabia Saudí no lo permitiría. Ahora mismo, Irak es el colchón de los saudíes para hacer frente a Irán». Toda esta situación, advierte el militar, «genera un sentimiento de venganza que terminará emergiendo por algún sitio». El coronel en la reserva recalca que la milicia del Dáesh solo es «el síntoma de algo mucho más profundo». Aunque «lográramos terminar con ellos, no desparecería el problema», el eterno conflicto y la sed de venganza entre sunitas y chiítas, azuzada hoy por Arabia Saudí e Irán.

La esperanza que da la Iglesia

Aunque el Ejército iraquí avance posiciones, Alberto Ortega reconoció que, de momento, «los cristianos iraquíes que viven en el Kurdistán tienen miedo de regresar a sus casas. El momento clave será cuando se recupere Mosul», en poder del Daesh. De momento, afirma el nuncio, la mayoría «ya tiene un techo. Viven en casas, no en prefabricados, gracias a organizaciones como Construyendo Puentes o Ayuda a la Iglesia Necesitada». Recientemente visitó Suleimaniya, una provincia del Kurdistán, «y me llevaron a visitar sus hogares, donde tienen pequeños altarcitos e imágenes de Jesús y la Virgen en la pared. Estaban orgullosos de haberse sostenido en la fe. Es bonito ver a gente que te dice, pese a todo: “Yo me quiero quedar”».

Ante la desesperanza de la espera ilimitada «es fundamental la labor de la Iglesia. Hay muchos religiosos en los campos de refugiados; también son desplazados que dejaron el hogar para acompañar a su gente. Han montado capillas en tiendas de campaña, a las que llaman tiendas de la esperanza». Para Ortega, «es el Señor el que les da la fuerza de crecer en la fe. Por eso, en un contexto así, surgen vocaciones». En el seminario de Erbil, en el Kurdistán iraquí, hay ahora 17 jóvenes preparándose para el sacerdocio.

Un huerto ecológico en Jordania gracias al Papa

Alberto Ortega, nuncio apostólico también en Jordania, recordó que en el país, de nueve millones de habitantes, hay más de tres millones de refugiados. «El rey de Jordania quiso acoger a estas familias con la idea de que un día pudieran volver a Irak. Tienen la misma lengua, la misma cultura», pero son organizaciones como Cáritas las que están sosteniendo a estas personas.

La organización caritativa de la Iglesia acaba de inaugurar un proyecto financiado por el Papa Francisco con el dinero que se obtuvo de la exposición universal de Milán. «Lo hemos llamado El jardín de la misericordia. Nos han dejado un terreno y hemos plantado olivos y un huerto. Las familias iraquíes preparan el campo y con lo que sacan producen aceite ecológico, mermeladas…». Otro de los grandes logros de este proyecto es que las familias cristianas estén trabajando «conjuntamente con otras familias musulmanas necesitadas. Al principio fue difícil, pero este proyecto ha ofrecido un cauce muy bonito de diálogo».