Se nos marchó un icono del jazz - Alfa y Omega

Se nos marchó un icono del jazz

Javier Alonso Sandoica

Fue 1959 un año de referencia para los amantes del jazz. Nacieron dos álbumes muy diferentes en su concepción que, con el tiempo, se hicieron míticos. Es como si en la historia de la clásica se hubieran producido la Quinta y la Sinfonía Pastoral de Beethoven en un mismo mes. Kind of blue, de Miles Davis, y Time out, de Dave Brubeck. Brubeck acaba de morir. Fue el primer músico de jazz que apareció en la portada de Time, en 1954, el primero que grabo un álbum con tecnología digital, y el primero que consiguió un Disco de oro de un artista de jazz con el famosísimo Take five. Provenía de una familia de presbiterianos: «Mi madre bautizó como presbiterianos a mis dos hermanos, pero se olvidó de mí». Sus padres debieron pensar que bastaba con darle una sólida formación musical para equiparlo en la vida.

Ed Murray, director de uno de los semanarios católicos más importantes de Estados Unidos, el Our Sunday Visitor (que ha cumplido 100 años), le encargó en 1980 una pieza de concierto con coro para acompañar una celebración de la Eucaristía. Dave se resistía: «Yo no quería hacerlo, no era católico y no conocía nada sobre las Misas católicas, pero era justo lo que querían de mí, una mirada totalmente fresca. De hecho, casi me impidieron decir que no». Y así nació To hope!, la obra que provocó su conversión a la fe católica. «En realidad, no fue una conversión en sentido estricto: me bauticé católico, pero no provenía de ninguna convicción, yo no era nada, fue como una salida del no ser al ser». A medida que iba realizando la composición, se la iba mostrando a los especialistas en liturgia y le dijeron que no cambiara una sola nota, que era perfecta. Ed Murray fue su padrino de Bautismo. Muchos músicos de jazz se embarrancaron en el alcohol y las drogas, pero no fue el caso de Dave Brubeck. Entre los trabajos que no se recogieron en una grabación se encuentra la Misa de Juan Pablo II en el Candlestick Park de San Francisco, uno de los hitos de la visita pastoral del Papa a los Estados Unidos en 1987. «Recuerdo que tenía que poner música al texto: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. ¿Cómo podía hacer yo para alargar la frase durante nueve minutos? Entonces, pensé que la única manera era hacerlo al estilo de Bach, con coral, fuga y a base de repeticiones». Del encuentro sólo he podido encontrar en Internet una foto, tomada desde muy lejos, en la que se ve al músico de jazz saludando al Papa. Se nos ha ido un monstruo de la improvisación con una biografía espiritual aún por descubrir.