Perplejidades - Alfa y Omega

Perplejo se declara Juan Manuel de Prada, en ABC, por «la virulencia con que han sido acogidas unas manifestaciones recientes del cardenal Rouco, en las que solicitaba un cambio en la legislación del aborto». Se demuestra que «cualquier persona en España puede reclamar que las leyes se cambien» (incluso con amenaza y extorsión): «Ahí tenemos el ejemplo de los celebérrimos escraches. ¡Pero los obispos no pueden!». Aunque lo «más estupefaciente» es para él «el empeño socialista por identificar las peticiones de Rouco con la sedicente reforma de la ley del Aborto mil veces anunciada por los miembros del Gobierno (y misteriosamente jamás ejecutada, pese a que disfrutan de mayoría absoluta en el Parlamento). Imaginamos que, con estas marrullerías, los socialistas pretenden exacerbar ciertos odios atávicos entre sus militantes más obtusos. Pero, sinceramente, considero que obtendrían réditos mucho más suculentos si se dedicaran a señalar que la reforma de la ley del Aborto mil veces anunciada (y misteriosamente jamás ejecutada) por el Gobierno no coincide en modo alguno con la doctrina católica. De este modo, tal vez lograrían que muchos católicos se desengañasen, concluyendo que no existen demasiadas diferencias entre el aborto de izquierdas que orgullosamente postulan los socialistas y el aborto de derechas que vergonzantemente postulan sus adversarios; y de ese desengaño tal vez naciese la desafección de los católicos hacia el actual Gobierno».

De Rubalcaba para abajo, los principales líderes socialistas se revuelven contra los planes del Gobierno, y amenazan con denunciar los Acuerdos Iglesia-Estado, en el caso de que un día vuelvan al Gobierno. El argumento del secretario general socialista es que, si el PP aprueba la ley que prometía en su programa electoral, la conclusión que hay que sacar es que la Iglesia «rompe los consensos» de la Transición y «vuelve a la hipocresía». Y eso debe conllevar represalias.

Varios dirigentes socialistas exhiben un lenguaje en la frontera de la incitación al odio: el Partido Socialista «no va a permitir que se rompan las reglas de juego, siguiendo la moral o los dictados de una determinada confesión religiosa», ha dicho la portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez. «Si se rompen las reglas del juego, el PSOE también las romperá», amenaza. «El PSOE no va a consentir que nos gobierne Rouco Varela», advierte Elena Valenciano.

«Es un inmenso fraude intelectual desde la izquierda querer convertir el debate sobre el aborto en una confrontación entre la Iglesia y el Estado», decía el lunes el presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco. «Al reconvertir el debate en un enfrentamiento con la Iglesia, rehúyen hablar de lo que interesa: la vida en riesgo y la mujer. El PSOE no quiere hablar ni de quién es el niño no nacido ni de la mujer, prefiere hablar de los obispos».

Sobre la futura ley, Blanco afirmaba que no es ésa la ley que le gustaría al Foro, pero que, «en principio, las líneas generales suenan bien». Se trata de «un paso muy importante en la buena dirección, y como tal lo aplaudo», añadía. En primer lugar, «desaparecería el sistema de plazos, que supone una desprotección absoluta» del no nacido. Con una ley de supuestos, se vuelve a la situación anterior a 2010, pero el Gobierno tiene intención de introducir elementos para prevenir «el aborto libre bajo fraude de ley», por ejemplo, al impedir que personal a sueldo de las clínicas privadas abortistas firmen los informes requeridos para abortar. Además, desaparece el aborto eugenésico, se dará a la mujer «una información seria sobre el aborto y sus consecuencias», y se respetará la objeción de conciencia del personal sanitario, valora Benigno Blanco.

Ahora bien, El Gobierno debe darse prisa, porque ya ha incumplido todos los plazos prometidos. «La oportunidad política se les está pasando», advierte el Presidente del Foro. «Estamos al borde del límite de lo admisible». Y concluye: «Muchos españoles votaron al PP por este tema. No es irrelevante en términos de votos».