Paciencia para resistir y coraje para ganar - Alfa y Omega

Paciencia para resistir y coraje para ganar

Hace ahora dos años, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. En un intento de normalizar este nuevo escenario, la Universidad del País Vasco ha forzado el regreso de un grupo de profesores que tuvieron que abandonar las aulas por el acoso de la banda terrorista. La ex concejal de Getxo doña Gotzone Mora ha sido una de los primeros en experimentar el desprecio, odio y hostilidad con el que se le ha recibido en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV

Eva Fernández
Imagen reciente de doña Gotzone Mora.

Se encontraba en el sur de Francia cuando le comunicaron que ETA la había incluido en su tétrico listado asesino. Lo peor llegó después, con la confirmación de que sus dos hijos aparecían también en una documentación incautada a ETA. A Gotzone Mora se le hizo de noche aquel día, tragó saliva y cuando amaneció, más unida que nunca a los suyos, se aferró a una de las consignas que siempre ha estado presente a lo largo de su lucha activa contra la banda terrorista: «Paciencia para resistir y coraje para ganar».

Durante 6 años, doña Gotzone Mora ha tenido que vivir exiliada de su tierra por las amenazas de ETA. Tras su paso por el Gobierno valenciano y por la Universidad Politécnica de Valencia, ahora se ha visto obligada a regresar a la Universidad del País Vasco, de una forma arbitraria e injusta, con el fin de hacer creer al resto de la sociedad española que en las instituciones vascas reina la normalidad. Su llegada a la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación ha sido tan hostil como esperada. De camino al primer día de clase, tuvo que escuchar en el transporte público: «Vete de aquí, no te queremos». Algunos desprecios resultan más dolorosos que el ataque físico.

«Cuando notas que los colegas te evitan, cuando aprecias en la frialdad de sus rostros el desagrado que les produce tu presencia, cuando compañeros de toda la vida no se levantan a saludarte tras una larga ausencia… es cuando te das cuenta de que esa normalidad tan cacareada por el Gobierno vasco no es igual para todos. Hay vacíos que ametrallan el alma sin necesidad de usar balas. Hay silencios que duelen más que los insultos. El mensaje es muy claro: La has hecho; la pagas». Éste es el tributo que debe pagar quien ha sido uno de los rostros más visibles de todos los que plantaron cara a ETA en esa Universidad.

En 2002, Gotzone Mora fue una de los 42 profesores de la UPV que firmaron un manifiesto en el que se denunciaba el trato de favor a presos de ETA, afirmando con valiente claridad que en la Universidad actuaba una red mafiosa que apoyaba, justificaba y explotaba el terrorismo en su propio beneficio. Con ella se está escenificando la gran paradoja que vive el nacionalismo radical vasco: quieren que ella esté allí, pero subliminalmente se la expulsa de sus estructuras. A pesar de todo, doña Gotzone te sigue mirando con unos ojos que abrazan y una sonrisa que envuelve, pero detrás se esconde un rictus de temor de quien se ve conducida a una muerte civil. Duda, por ejemplo, que se le permita entrar en algún equipo de investigación, puesto que, de hecho, se le ha impedido que acepte una propuesta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y ni siquiera se ha respetado su categoría profesional y su antigüedad a la hora de asignarle horarios y asignaturas. A tan sólo una semana del comienzo de las clases, se le comunicó, por ejemplo, que debía asumir la docencia de una nueva asignatura, que tuvo que prepararse aceleradamente. Eso sí, en las pocas semanas que lleva impartiendo clase en el Campus de Leioa, ha conseguido el respeto de sus alumnos, que siguen con avidez su asignatura de Sociología de la Salud.

Otros profesores en la misma situación

A nadie se le esconde el interés que existe en instrumentalizar, con fines políticos, el retorno a la UPV de este grupo de profesores. Sorprende aún más la urgencia con la que el Rector, Iñaki Goirizelaia, ha querido acelerar este regreso, sin tener en cuenta las circunstancias familiares y profesionales que rodean a los profesores afectados. Docentes tan conocidos como los profesores Francisco Llera, Manu Montero, José Manuel Mata, Sara Torres y José Manuel Susperregui sólo piden que se les trate con dignidad. La única alternativa sería renunciar a su plaza.

Cuando doña Gotzone Mora estudiaba en la Universidad de Deusto, tuvo como compañeros a quienes, con el tiempo, serían históricos cabecillas de ETA: Argala y Josu Ternera. Ella siempre recuerda una frase de Ternera en esa época: «Conseguimos cosas, no porque nos lo merezcamos, sino porque son unos débiles, y a los débiles hay que chuparles hasta la última gota de su sangre».

Palabras premonitorias que hoy más que nunca parecen confirmarse ante las últimas resoluciones judiciales por las que etarras con pasado sangriento ya están en la calle. Esta misma semana, doña Gotzone ha escrito este tuit: «Para nosotros, los vencidos, los silencios son atronadores, las palabras artificiosas y las imágenes muestran el verdadero valor de las cosas». Pero, ante la desesperanza, ella se aferra a una fe inquebrantable que siempre le ha ayudado a resistir. Nunca ha ocultado su compromiso cristiano, que es precisamente el que la ha llevado a jugarse la vida por defender la libertad. Su nueva escolta está formada por las oraciones de muchos. Así se siente invencible. Y es en el Evangelio, concretamente en el relato de la Pasión, donde su soledad encuentra sentido. Quizás sea porque, a sus más de 60 años, doña Gotzone Mora ha vivido intensamente una vida de pasión, de pasión por la libertad.