Osoro: «Allí donde está la vida consagrada hay algo excepcional» - Alfa y Omega

Osoro: «Allí donde está la vida consagrada hay algo excepcional»

El arzobispo de Madrid, cardenal Osoro, anima a las congregaciones religiosas con presencia en la archidiócesis a entrar en diálogo con el mundo actual, a salir a buscar a los hombres y mujeres de hoy. Se reunió con los superiores y superioras con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada que se celebra este domingo

Fran Otero
El vicario de Vida Consagrada, Elías Royón, y el cardenal Carlos Osoro. Foto: Fandiño

Mañana fría y húmeda en Madrid. Es lunes a las 12:00 horas y el aula magna del Seminario Conciliar está ocupada por superiores mayores de institutos seculares y congregaciones de vida consagrada con casa provincial o general en la archidiócesis madrileña. Esperan la llegada del arzobispo, el cardenal Carlos Osoro, que cada año los convoca para unas horas de convivencia con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que este año se celebra el domingo 2 de febrero. Tras el rezo del ángelus, el arzobispo –que estuvo acompañado por el vicario de Vida Consagrada, el jesuita Elías Royón– reconoció que este encuentro es «un acto profundamente eclesial» y que para él «no es una actividad más» en la agenda. Y añadió, ante los superiores y superioras, que en sus visitas pastorales ha podido comprobar cómo hay barrios cuya identidad es «fruto de la presencia de un carisma religioso». «Allí donde hay una presencia de la vida religiosa hay algo excepcional que se nota y se palpa entre la gente», aseveró.

En concreto, según datos de la Vicaría de Vida Consagrada, en la archidiócesis madrileña hay un total de 852 comunidades de vida religiosa –588 femeninas y 264 masculinas– que acogen a un total de 6.963 miembros (5.095 religiosas y 1.868 religiosos). Además, hay 36 institutos seculares femeninos con 225 integrantes y seis masculinos con 69 y 33 monasterios. También hay vírgenes consagradas (28) y miembros de nuevas formas de vida consagrada (tres).

Diálogo con la cultura actual

Ante los representantes de toda esta realidad, el purpurado madrileño insistió en la necesidad de evangelizar la cultura actual, de hacer presente a la Iglesia en el mundo. Tarea misionera en la que está empeñada la Iglesia madrileña, especialmente a través del Plan Diocesano Misionero y en la que, dijo, deben tener un papel fundamental los jóvenes, las familias y los laicos.

Les recordó también que la forma de acercarse al mundo es el diálogo, una actitud, explicó, en la que insiste el Papa Francisco pero que está muy enraizada en el Concilio Vaticano II y en el magisterio del los últimos Pontífices como Pablo VI. Animó a los presentes a vivir esta tarea con esperanza, pues «Dios está de nuestra parte, aunque a veces parezca que está oculto y porque, en el mundo actual, pese a todas las dificultades que hay en nuestro país y en el mundo, sigue habiendo una necesidad impresionante de Dios». Este diálogo implica, según el cardenal de Madrid, una Iglesia en salida, que salga a buscar a los hombres de hoy; una Iglesia abierta y acogedora que «deje de ser madrastra para ser madre».

El cardenal arzobispo de Madrid saluda a los superiores mayores congregados en el aula magna del Seminario Conciliar. Foto: Fandiño

Tras su alocución, los superiores y superioras tomaron la palabra para preguntar al pastor, que los animó también a contarle sus preocupaciones e inquietudes. Una de las que más se repitió fue la relativa a la educación y a algunas propuestas del nuevo Gobierno. «¿Debemos estar preocupados por la libertad educativa?», le interpeló una religiosa. Osoro respondió sin ambages: «Estamos preocupados, pero esto no nos tiene que llevar a sacar el hacha de guerra, sino a señalar caminos y a abrir puertas. A conversar. No podemos responder con insultos a cosas que se dicen; sí podemos hablar y defender la libertad, que es esencial para todo ser humano». Dicho esto, añadió que, aunque la situación sea más o menos difícil, esta no debe restar ilusión en el desempeño de la tarea educativa.

Otra de las cuestiones que surgió en el diálogo fue el de la pastoral familiar, una realidad que, según el arzobispo, es mucho más amplia que la pastoral matrimonial. Valoró la importancia de los itinerarios de formación o los materiales ad hoc, pero indicó que es más urgente «salir a buscar a la gente, entusiasmar a la gente a vivir el matrimonio». «Apuntemos a donde está el problema», añadió.

En su opinión, «la crisis de vocaciones en la Iglesia también es una crisis de vocaciones al matrimonio». Señaló que son muchas las parroquias que ya no celebran apenas bodas cada año. Luego citó el problema de la estabilidad de la vocación o de los matrimonios «que viven para sí mismos». Con todo, Osoro animó a la vida religiosa, al igual que a toda la Iglesia, «a no disimular las situaciones, a no escamotear nada y a coger el toro por los cuernos».

Finalmente, y en el marco del diálogo, el cardenal presentó a los religiosos el nuevo proyecto del Arzobispado para atender a víctimas de abusos (Repara), una iniciativa que quiere dar respuesta «a un problema que tenemos en la Iglesia y en la sociedad».