Los que se entregan a quien más necesita una mirada única
Quienes han consagrado su vida a «un Dios que tanto ama a este mundo» no pueden sino convertirse en sembradores de esperanza
Cuando el Grupo VI de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de Madrid (UCRIF) consigue sacar a víctimas de trata de los pisos donde las obligan a prostituirse, uno de los recursos a los que suelen derivarlas es a Villa Teresita, un hogar de las religiosas auxiliares del Buen Pastor. Allí estas mujeres, tratadas hasta entonces como objetos, empiezan a ser miradas cada una «de manera única y especial, porque también lo es para Dios», asegura Inma Soler. La lucha contra la trata y la atención a quienes la sufren es «uno de los ámbitos más conocidos de colaboración intercongregacional» en la Iglesia, subraya en entrevista a este semanario Aurelio Cayón, vicario episcopal de Vida Consagrada de Madrid. Cita otros ejemplos: «En Cáritas, por ejemplo, tenemos muchas iniciativas en las que colaboran distintos institutos». Él mismo pasó siete años como director de una casa de acogida para enfermos de sida en Salamanca, cuando esta enfermedad estaba en sus peores años. «Allí las personas se sentían de verdad personas, y muy queridas».
Como dijo a los consagrados el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, el pasado domingo durante la Misa con motivo de su jornada mundial, «con vosotros la Iglesia está construyendo signos tangibles de esperanza: sembrando esperanza en un montón de lugares de la diócesis». Sus palabras se pueden aplicar a todos los rincones de España y del mundo. «Seguid sembrando esperanza siendo fieles a vuestro carisma; vivid vuestra consagración como peregrinos, caminado con todo el pueblo santo de Dios en esta Iglesia de Madrid, alegres y confiados en que la esperanza no defrauda porque está anclada en el amor de un Dios que tanto ama a este mundo», los exhortó. Esta es, al final, la clave de la entrega de los consagrados. Y es también un toque de atención a cada bautizado, llamado a descubrir su vocación a entregar la vida, como se subrayará este fin de semana en el Congreso de Vocaciones de la CEE.