Las monjas benedictinas dejan Zamora y Burgos por falta de vocaciones y se van a Oviedo
La partida «no será inminente, ya que este paso es muy complejo e implica atender con cuidado muchos aspectos humanos, comunitarios y materiales», han señalado las religiosas
Las comunidades de monjas benedictinas de Zamora y de Palacios de Benaver (Burgos) dejarán sus conventos actuales para trasladarse al monasterio de San Pelayo en Oviedo, donde está asentada otra comunidad de la misma orden religiosa. Un movimiento que tiene que ver con la falta de vocaciones y que «se enmarca en un proceso más amplio de discernimiento y reestructuración que viven hoy la vida consagrada y la Iglesia», han señalado ambas comunidades en un comunicado conjunto.
La partida, no obstante, «no será inminente, ya que este paso es muy complejo e implica atender con cuidado muchos aspectos humanos, comunitarios y materiales», han añadido. Hasta entonces, «seguiremos aquí, sosteniendo nuestra vida de oración, trabajo y acogida». Unas labores que las religiosas han pedido que sean acompañadas con la oración. También «con vuestra comprensión y con el afecto que siempre nos habéis brindado».
El traslado se empezó a gestar hace un año, cuando «iniciamos un proceso de discernimiento conjunto en busca de caminos de vida y de cuidado de las hermanas». De hecho, con este paso «confiamos nos permita cuidar con atención y responsabilidad a cada hermana en su etapa vital», así como «el carisma benedictino que hemos recibido como don para la Iglesia y el mundo».
De este modo, el movimiento, «lejos de ser simplemente un cierre o una pérdida, es para nosotras una oportunidad de vida, de comunión y de esperanza, desde la fidelidad al Evangelio y al espíritu de san Benito».