«La religión nunca provoca la guerra» - Alfa y Omega

«La religión nunca provoca la guerra»

Durante tres días más de 500 líderes religiosos y cientos de participantes se han reunido para reavivar las ascuas del espíritu de Asís y demostrar que ningún extremismo será capaz de boicotear el camino del diálogo entre las religiones

Ángeles Conde Mir
Un momento del encuentro de los líderes religiosos con el Papa Francisco
Un momento del encuentro de los líderes religiosos con el Papa Francisco. Foto: AFP / Tiziana Fabi.

Hay una sed en el mundo que parece más difícil de saciar que ninguna otra y esa es la sed de paz. Con unas diez guerras abiertas y otros potenciales conflictos que resecan las entrañas de nuestra civilización, más de 500 líderes religiosos han decidido plantearse en común cómo llenar de nuevo el caudal que abrió Juan Pablo II hace 30 años en este mismo lugar, Asís. Quizá la fina pero constante lluvia del primer día de encuentro resultara premonitoria así como el arcoíris que después surcó el cielo recordando a todos que la paz tiene muchos colores; en Asís, los de nueve religiones que se han dado cita en la ciudad de san Francisco. La premisa común ha sido conseguir que «la paz no sea una idea abstracta sino un proyecto que se concrete en el mundo». Son las palabras con las que dio comienzo al encuentro el arzobispo de Asís, Domenico Sorrentino, en una abarrotada sala en la que resonaron también con fuerza dos necesarias preguntas: «¿De qué sirve la oración?, ¿para qué el diálogo en un escenario como el de hoy en día?». Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de Sant’Egidio que ideó este evento, respondió con contundencia a los interrogantes asegurando que «la alternativa a no dialogar o rezar es demasiado horrible. La oración ilumina el mundo, el diálogo es la inteligencia de vivir juntos: o vivimos juntos o moriremos juntos».

No hay medias tintas. «Si queremos paz tenemos que trabajar por la paz», dijo a continuación el patriarca ecuménico Bartolomé. Una frase que parece de perogrullo pero cuya puesta en práctica ya es harina de otro costal. Como ejemplo de que las palabras no siempre se las lleva el viento, el patriarca puso un ejemplo más que elocuente: el histórico abrazo de su predecesor Atenágoras con Pablo VI que puso fin a diez siglos de división.

Promover el bien común

¿Están legitimadas las religiones para hablar de paz? Monseñor Miguel Ángel Ayuso Guixot, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, responde a Alfa y Omega que «las religiones no son parte del problema sino de la solución. Por eso los líderes religiosos tenemos esta responsabilidad de reunirnos para proponer valores de manera que, a través de nuestra colaboración mutua, podamos realmente actuar para promover el bien común».

Colaboración y también compasión mutua. Por ejemplo, a través del recuerdo del padre Hamel. Fueron especialmente conmovedoras las palabras de un representante islámico que arrancaron los mayores aplausos: «No es solo una víctima para vuestra Iglesia sino también para nuestra religión». Mohammad Sammak es consejero político del gran muftí de el Líbano y uno de los ponentes que habló más claro sobre el problema que sufre el islam con la radicalización y que quebranta la convivencia.

Inevitablemente desde Asís la mirada se ha dirigido a Oriente Medio. El examen de lo que sucede en la cuna de las tres grandes religiones monoteístas ha ocupado gran parte del tiempo de los casi 30 grupos de trabajo simultáneos. A modo de laboratorio, el espíritu de Asís ha sido capaz de sentar en una misma mesa a distintas escuelas islámicas, cristianos, yazidíes y musulmanes kurdos de Irak; y no solo eso sino también hacerles llegar a una conclusión común: «La desgracia en Irak es creer que el otro ha sido el causante de su injusticia». Pero junto a la cruz de la moneda, también se ha presentado su cara, ejemplos de que el diálogo interreligioso puede construir una nación, como es el caso de Albania, o de que la venganza nunca es el camino para afrontar el futuro, como el caso de Sudáfrica o República Centroafricana.

La pequeña paz cotidiana también se ha dejado ver estos días. Nora, que participa como oyente, habla de que Asís nos invita a «repensar lo que queremos» y a tomar conciencia de que «somos una familia». Y explica cómo es artífice de paz en su día a día concreto; por ejemplo, en la escuela de su hija: «Hay personas de otras religiones. Nos ayudamos, compartimos y hablamos. Resolvemos los problemas dialogando».

Otro ejemplo a pie de calle en Asís son dos amigas: Silvia, católica, y Yamila, musulmana. «La religión nunca provoca la guerra, la guerra la hace la gente», responde rápido Yamila pero sin lugar a dudas sobre un mundo en el que las guerras dividen. Silvia explica que tiene amigos sirios y conoce las consecuencias de la guerra. «Por eso sentimos la necesidad de dialogar», añade. Ambas pertenecen a Gente de Paz, una iniciativa de la comunidad de Sant’Egidio en Barcelona. «El hecho de que se celebre este encuentro es ya en sí una buena noticia», indica Silvia, que ha querido venir a Asís y traer a Yamila para «seguir en este camino de paz». Un camino que hacen al andar en Barcelona con iniciativas sencillas como ayudar con el idioma a los refugiados o visitar a personas mayores. Silvia asegura que no hay alternativa a la paz porque «solo nos quedaría la guerra. Tenemos esperanza de paz. La paz viene de Dios y tenemos que pedírsela», resume. Yamila refuerza su respuesta: «Dios solo hay uno. Yo le rezo en árabe y tú en español. Pero Dios solo hay uno».