Francisco invita a reclusas, artistas y jóvenes en Venecia a la búsqueda de la belleza como cimiento de la fe - Alfa y Omega

Francisco invita a reclusas, artistas y jóvenes en Venecia a la búsqueda de la belleza como cimiento de la fe

En su visita a la Bienal de Venecia, ha definido el arte como una «ciudad refugio» que «desobedece el régimen de violencia»

Rodrigo Moreno Quicios
El Papa Francisco frente a la basílica de san Marcos
El Papa Francisco frente a la basílica de san Marcos. Foto: CNS / Lola Gómez.

«He querido reunirme con vosotras al inicio de mi visita a Venecia para deciros que tenéis un lugar especial en mi corazón», ha dicho el Papa a las 8:15 horas a las 80 mujeres del penal femenino de Giudecca, en Venecia, durante su viaje apostólico a esta ciudad a la que se ha desplazado en helicóptero. «Quisiera que viviéramos este momento, no tanto como una visita oficial, sino como un encuentro en el que, por la gracia de Dios, nos regalamos tiempo, oración, cercanía y afecto fraterno», ha añadido en su reunión con las internas.

Ellas son las encargadas de mostrar a los visitantes Con mis ojos, el pabellón de la Santa Sede en la Bienal de Venecia. Es una obra que, como su nombre indica y debido a las particularidades de la prisión que la alberga, no puede fotografiarse ni contemplarse llevando un móvil, que debe permanecer a la puerta del centro.

Pese a sus persistentes dificultades para respirar, Francisco ha charlado informalmente con las internas. Consciente de la dureza de la vida en la cárcel, les ha pedido metafóricamente que «no cerréis la ventana». «Siempre mirad el horizonte, siempre mirad al futuro con esperanza», les ha dicho. Y ha retomado una de las imágenes que más ha repetido durante su pontificado: «Pensar en la esperanza como un ancla». «La tiramos adelante, la anclamos en el futuro, sostenemos la cuerda entre las manos y vamos hacia adelante», ha explicado.

El Santo Padre las ha invitado a convertir el correccional en un «lugar de renacer moral y material». Un deseo que necesita de la implicación del sistema penitenciario, a quien ha requerido que «ofrezca a los internos un espacio de crecimiento» para que el tiempo allí invertido no caiga en saco roto.

Antes de marcharse a su siguiente cita, el Pontífice les ha entregado un icono de la Virgen. Las reclusas, por su parte, le han regalado algunos de los productos que ellas mismas elaboran durante su estancia en prisión. Además, con la voz entrecortada, una de ellas le ha agradecido cómo «su visita nos traerá muchas bendiciones, prosperidad, paz, amor y liberación para todo el mundo».

El arte, «una ciudad refugio»

A las 9:00 horas, Francisco se ha reunido con los participantes en la Bienal de Arte de Venecia en la iglesia de Santa María Magadalena, ubicada en el islote homónimo de esta ciudad inundada. Durante su conversación con los creadores, el Papa ha hablado precisamente de una «ciudad refugio», pero no se refería a Venecia sino al arte en sí mismo. Lo ha definido como «una entidad que desobedece el régimen de violencia y discriminación para crear formas de pertenencia humana capaces de reconocer, incluir, proteger y abrazar a todos».

Ha invitado además a los artistas a que sus obras sirvan como impulso para vencer el individualismo y les ha hablado de recién terminada visita en el penal de Giudecca, a tan solo unos cientos de metros. Un lugar en el que ha comprobado cómo «hay una alegría y un sufrimiento que se unen en lo femenino de forma única y a la cual debemos escuchar, porque tiene algo importante que enseñarnos».

«Nadie es feo», el mensaje a los jóvenes

Posteriormente, a las 9:30, Francisco ha atravesado el Canal Grande de esta ciudad en una particular lancha patrullera-papamóvil para encontrarse con los 1.500 jóvenes que le esperaban en el atrio de la basílica de Santa María de la Salud. Una de las lecciones que ha querido compartir con ellos es que el descubrimiento de la belleza interior es un factor fundamental para el desarrollo de la fe. Un hallazgo que, como les ha explicado, puede ofrecer algunas resistencias para quien le diga: «Pero, señor Papa, yo soy feo». «¡No es cierto! Nadie es feo, cada uno de nosotros es hermoso y tiene un tesoro dentro de sí para compartir y dar a los demás», ha replicado.

Siguiendo con esta línea, el Santo Padre les ha recomendado que cada mañana, al levantarse, reconozcan su propia belleza y den gracias. Les ha recordado que Dios ve en ellos un valor único y especial. «Para Dios no eres un perfil digital sino un hijo que tiene un Padre en los cielos y, por tanto, eres hijo del cielo», ha señalado.

Y ante quienes puedan pensar que «esto es demasiado romántico», ha recalcado que esa «es la realidad», pero acercarse a ella requiere «descubrirla en nuestra vida, no en los libros». Un logro que «no es fácil» y que requiere, «al igual que las grandes conquistas, de la constancia.

Una perla que «podría dejar de existir»

A las 11:00 horas, el Papa ha celebrado Misa en la emblemática plaza de San Marcos. Durante su homilía, ha celebrado la belleza de la ciudad que lo ha acogido. «Venecia es una misma con las aguas sobre las que se asienta», ha reconocido. Sin embargo, ha hecho referencia a los retos climáticos por los que «sin el cuidado y la salvaguarda de este escenario natural, podría incluso dejar de existir».

Debido a los procesos de gentrificación, la progresiva expulsión de vecinos y «la dificultad de crear un ambiente que esté a la medida del ser humano a través de una gestión adecuada del turismo», esta emblemática ciudad tiene a día de hoy la mitad de habitantes que en la década de 1950. Francisco ha advertido además de cómo el impacto de los movimientos de agua provocados por buques y grandes cruceros «repercute en las aguas de la laguna y en el territorio» y amenaza con derribar los mismos cimientos de esta perla en el mar Adriático.

Haití en el ángelus

Al final de la Misa y tras el rezo del ángelus, que ha pronunciado en la misma plaza, Francisco ha «confiado al Señor los trabajos y decisiones del nuevo Consejo Presidencial de Transición establecido el pasado jueves en Puerto Príncipe», la capital de Haití. Ha pedido que «con el renovado apoyo de la comunidad internacional, pueda conducir al país a alcanzar la paz y la estabilidad que tanta falta le hacen».

Y ha vuelto a rezar, como de costumbre, por la «martirizada Ucrania». Así como por Palestina, Israel, los rohinyás de Myanmar y «tantos pueblos que sufren a causa de la guerra y la violencia». «Que el Dios de la paz ilumine sus corazones para que crezca en todos la voluntad de diálogo y reconciliación», ha concluido. Finalmente, ha entrado en la basílica de San Marcos para venerar las reliquias del santo y ha regresado a Roma.