La provocación de contar lo que pasó - Alfa y Omega

La provocación de contar lo que pasó

Entre las mil y una adaptaciones teatrales escritas sobre la Pasión de Cristo, era harto difícil encontrar un texto fiel a la narración de los evangelios, que renunciara a contemporizar con lo políticamente correcto, y que fuese representado por actores profesionales, no por aficionados. Hasta hoy. Porque la compañía Narea trae al Teatro Auditorio de la Casa de Campo de Madrid un montaje sugerente y sugestivo, que no renuncia al entretenimiento ni a la ortodoxia. Toda una provocación…

José Antonio Méndez

Si usted ha visto el musical Jesucristo Superstar, o la película La Pasión, de Mel Gibson, o una interpretación de la Semana Santa del grupo teatral de su parroquia, no espere encontrar similitudes con el montaje que la compañía Narea representa desde hoy, y hasta el 31 de marzo, en el Teatro Auditorio de la Casa de Campo, en Madrid. Porque La Pasión, su último secreto es una interpretación sobre lo que ocurrió en aquellos días en que la historia del mundo cambió en Jerusalén, desde una perspectiva diferente a como estábamos acostumbrados a ver: su texto no habla de presuntos romances entre Cristo y la Magdalena, ni muestra a un Jesús revolucionario político, ni a san Juan caricaturizado sexualmente. Tampoco es una superproducción millonaria, ni un musical efectista, ni un grupo de amateurs que, con más voluntad que arte, quieran agradar a unas cuantas mujeres piadosas. No. La Pasión, su último secreto es un montaje profesional, representado por actores y actrices profesionales, pero que se atreve a tejer su guión con las palabras y las escenas que narran los evangelios, sin renunciar ni a la ortodoxia histórico-teológica ni al entretenimiento. Porque entretener, entretiene y mucho. De principio a fin.

El concepto teatral que inspira a la compañía Narea es el llamado metateatro, a saber, introducir a los espectadores en la historia que cuentan sobre las tablas, pero también en el desarrollo de la propia representación. Lo primero lo consiguen sobradamente, haciendo que los espectadores formen parte del reparto desde que sube el telón y hasta el final (cómo lo logran es algo que no queremos desvelar en estas páginas). Para lo segundo, se sirven de hábiles juegos de luces y música, que permiten ver, desde el patio de butacas, cómo se desliza la escenografía, los cambios de atrezzo, o las originales composiciones minimalistas con que César Alcázar y Javier Moncada (creadores de Narea, director uno y actor el otro) recrean el Cenáculo, Getsemaní, el Gólgota, el Sepulcro… Y esto, lejos de distraer, se agradece, pues la mera historia de la Pasión de Jesús, el relato desnudo de lo que ocurrió en realidad y de cómo ocurrió, es tan abrumador, tan potente y tan sugestivo, que el espectador, sobre todo el no cristiano, podría sentirse embaucado y sobreexpuesto a una sensiblería con fines espurios que el montaje evita con buen tino.

Porque el gran acierto de esta obra está en dejar que hablen los hechos. Además, las pocas licencias literarias que se ha permitido Moncada, autor del guión, se inspiran en textos pontificios, que no sólo no resultan moralizantes, sino que aportan claridad y emoción. El elenco de actores, entre los que hay rostros televisivos como los de Javier del Arco, Marta de Frutos, José Gamo o María del Arco, hace lo que tiene que hacer, esto es, dar vida a sus personajes de forma creíble, sin sobreactuar ni parecer melífluos, dos riesgos más que presentes en una obra de temática religiosa. Mención aparte merece Marta de Frutos, que encarna a María, la Virgen, sin decir una palabra pero con una fuerza interpretativa que emociona hasta la congoja.

Y, por supuesto, está el último secreto, la traca final, el golpe maestro. Le diríamos gustosos en qué consiste, pero es mejor que vaya usted a descubrirlo. Verá cómo después nos lo agradece.

Venta de entradas en: Tel. 902 400 222, El Corte Inglés, taquillas del teatro y en www.lapasionsuultimosecreto.com. Descuentos a grupos y familias