La noviolencia vista por un musulmán y un cristiano
Varias personas y grupos de toda España pusieron en marcha el 1 de enero de 2016 la campaña Noviolencia2018. Uno de los focos de la campaña es el diálogo interreligioso. Escriben dos de sus impulsores
La noviolencia en el Islam
«No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que aquel con quien tenías una enemistad se convertirá en tu amigo ferviente» (Corán, 41:34).
Dios creó al ser humano con el fin de que le adorara y poblara la tierra con justicia. Le enseñó los dos caminos y le invitó a obrar bien para tener éxito en su misión, éxito en el mundo de abajo en forma de bienestar y felicidad, y en el mundo de arriba en forma de complacencia y favor divinos. Sin embargo, sabedor de la debilidad humana y de la tendencia del hombre al olvido, Dios Misericordioso y Compasivo no le abandonó, sino que le envió profetas y le reveló su Palabra para recordarle su origen, el propósito de su creación, la identificación de su enemigo que no es otro que el diablo y su destino en función de si obra bien u obra mal.
Mientras el diablo y su ejército intentan engañar y someter al ser humano por todos los medios, especialmente por medio de la codicia, la soberbia y la violencia, los enviados de Dios se esfuerzan por liberarle de las cadenas del ego y la oscuridad y llevarles hacia la luz y el amor, de ahí que sus medios son los opuestos a los del demonio.
La lucha de los profetas de Dios, la paz sea con todos ellos, fue noviolenta, invitaban a amar al prójimo, a ser solidarios, pacientes, indulgentes y generosos con el prójimo, y si este actúa mal y violentamente, los creyentes son llamados a no responder con lo mismo, sino hacerlo de la mejor manera, pues su misión es tratar de liberar a las ovejas descarriadas y no condenarlas.
El profeta Muhammad, la paz sea con él, desde el primer día predicó la paz en una sociedad y un mundo muy violentos, el saludo de los musulmanes es el de la paz, y prohibió todas las formas de violencia: el feminicidio, el racismo, el clasismo, el machismo, la usura, el maltrato a las personas, la fauna y la flora.
Asimismo, reconoció la diversidad religiosa y prohibió la coacción en materia de fe. Dios dice: «No cabe coacción en materia de religión» (Corán, 02:256). En la construcción de la nueva sociedad apostó por el diálogo entre todas las comunidades y la participación de los asuntos comunes a través de la consulta, estableciendo una constitución escrita donde figuraban los derechos y las obligaciones de todos.
Es importante empezar a trabajar juntos en la concienciación acerca de la acción noviolenta para cambiar la realidad violenta y conflictiva de nuestro mundo, y liberar el Islam y demás confesiones de las voces violentas. La fuerza del amor y la noviolencia es invencible, para lo cual se requiere de voluntades llenas de fe en Dios.
Decía el profeta Muhammad, la paz sea con él: «El creyente que convive con la gente y es paciente con el daño que le causan es mejor y más amado por Dios que el creyente que se aísla de la gente y no es paciente con ella».
Y decía: «Dios es indulgente y ama la indulgencia, y da por la indulgencia lo que no da por la violencia».
Houssien El Ouariachi
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Un reto de futuro para los cristianos
Comenzaré suplicando al corrector de este medio que me permita escribir noviolencia utilizando un solo vocablo. El ordenador insiste en advertirme del error, pero me he acostumbrado a ignorar sus recomendaciones, ya que no puedo discutir con una máquina. Sí puedo explicar al lector que la noviolencia no es la ausencia de violencia sino que hace referencia a una forma de vivir y de luchar que utiliza la fuerza del amor para transformar la realidad. Ni más ni menos. Por tanto la noviolencia no se puede reducir a simple técnica de resistencia ni a una simple actitud personal de no colaboración con el mal.
Tolstoi afirmaba que el Evangelio era esencialmente noviolencia y Gandhi declaraba que las bienaventuranzas eran el manifiesto de la noviolencia. La figura de Jesús de Nazaret inspiró y alentó a lo largo de todo el siglo XX una parte importante de las experiencias de lucha noviolenta. En diferentes contextos religiosos y culturales, con estrategias diversas y distintas aspiraciones, la noviolencia ha sido y será la herramienta de los últimos, de los empobrecidos que aspiran a transformar la realidad como un ejercicio colectivo de dignidad y Justicia.
Una forma de hacer política
El día 1 de enero el Papa Francisco titula su mensaje de la Jornada Mundial con la siguiente afirmación: La no violencia: un estilo de política para la paz. En la misma frase aparece la palabra noviolencia y la palabra política. Ciertamente, en España es necesario acercarnos decididamente al Evangelio y a la historia de liberación de los empobrecidos. Los graves problemas a los que nos enfrentamos: paro, explotación, inmigración trata, hambre… son problemas políticos y necesitan soluciones políticas. La noviolencia, como bien afirma Francisco, es una forma de hacer política. La forma que los pobres han descubierto y han puesto en marcha con resultados sorprendentes. Podemos alegar que no sabemos apenas nada de esas experiencias. Es normal: los medios de comunicación de masas y las universidades no les prestan atención. Pero estas cosas «han sido reveladas a los pequeños», ellos pueden ser nuestros maestros. La campaña Noviolencia2018 tiene como objetivo acercar esta experiencia a todo aquel que quiera ensayar una política noviolenta, la política de la mansedumbre, la caridad política a la que los últimos papas nos invitan. Los laicos cristianos debemos plantearnos la acción política al servicio de los últimos. Si vamos en serio no podemos prescindir del enorme patrimonio que supone la noviolencia.
Moisés Mato