La amante inglesa, un placer incómodo - Alfa y Omega

Un terrible asesinato recogido en los periódicos franceses es el punto de partida en el que se inspira Marguerite Duras para construir el relato de La amante inglesa. En diciembre de 1949, en la región del Essonne, en Savigny-sur-Orge, Amélie Railloux asesinó a su marido propinándole golpes con un martillo. Después, troceó el cadáver y, durante varias noches, lanzó cada pedazo desde el viaducto de la Montaña Adoquinada a los trenes de mercancías que pasaban por debajo. Cuando las autoridades empezaron a encontrar los restos humanos, cotejaron las rutas de los trenes franceses y descubrieron que todos transitaban en algún momento por el mismo punto: debajo del viaducto de Savigny-sur-Orge. Marguerite Duras toma esta historia real y la modifica introduciendo a otros personajes: los Lannes. Ella, Clara, en lugar de asesinar a su marido Pedro, asesina a su prima Teresa. Primero Duras transformó esta historia en novela y, después, en teatro.

Son solo tres personajes los que componen esta descorazonadora historia: Pedro Lannes, Clara Lannes y el Interrogador, un hombre que hace preguntas, pero que no tiene ni nombre y del que no sabemos muy bien si es policía.

La historia parte del momento posterior a la confesión y detención de Clara Lannes. La mujer ha descuartizado a su prima sordomuda, Teresa, y ha lanzado los trozos inertes a los trenes…todo, menos la cabeza. Primero, durante una hora, el interrogador pregunta a Pedro Lannes sobre Clara, las circunstancias de la convivencia, sobre él mismo, su juventud, su relación de pareja, su jardín… Tras Pedro, es el turno de Clara, a la que el interrogador cuestiona sobre los motivos para asesinar a su prima y, principalmente, sobre el paradero de la cabeza.

Tras una hora y media de interrogatorio, el espectador se marcha enquistado en la angustia, invadido por la soledad y confuso por no saber si se ha conocido a los Lannes o no. El texto es agilísimo y requiere de atención. No pretende agradar. No es un espectáculo del que salir edificado, no nos confundamos. Es una provocación al entendimiento y al sentido común, del que se derivan tanto aversión como misericordia hacia los Lannes; pero no hay término medio. Y ahí radica su atractivo: el observador queda ahogado en la moral adormecida y en la aparente vida tranquila de los Lannes que es, en realidad, un hogar oscuro, de silencios, de secretos y de mentiras; no se puede hacer nada para evitar sumirse en esa plomiza realidad. Es lo que descubrimos a la par que el Interrogador, que pregunta y pregunta durante una hora y media y no obtiene respuesta. Ya es secundario conocer dónde está la cabeza o por qué mató a Teresa. Clara ha confesado tranquilamente el crimen, pero no es una mujer transparente ni sencilla; en realidad, es impenetrable así como lo fue para su propio marido durante décadas, porque su matrimonio se construyó sobre raíces podridas.

Y pese a que todo el texto se articula en la forma de pregunta-respuesta, nunca un interrogatorio fue tan infructuoso. Las palabras juegan con la mente de quien escucha para soterrar los hechos y devolverlos al sótano en el que ocurrieron y así conseguir que, en 80 minutos, perdamos el interés por los porqués. Precisamente, son los silencios de años entre los Lannes los que han ocultado el estado de Clara. Palabras que no se dicen y palabras que sobran: la ruleta rusa a la que juegan los protagonistas de La amante inglesa.

Natalia Menéndez asume la dirección y adaptación del montaje. Jose Pedro Carrión, premio Nacional de Teatro, como Pedro Lannes (que sustituye a Pepe Sancho, baja por enfermedad), José Luis Torrijos como Interrogador y Gloria Muñoz como Clara componen un elenco actoral que cumple de forma sobresaliente con la factura de una obra incómoda.

La amante inglesa

★★★☆☆

Dirección:

Paseo de la Chopera, 14

Metro:

Legazpi

OBRA FINALIZADA