Formación de animadores - Alfa y Omega

Hemos tenido la suerte de poder contar con la ayuda de un joven cristiano turco para preparar a un grupo de doce jóvenes para colaborar en el campo de trabajo de los niños. Este joven conoce la lengua árabe lo suficiente para explicar los contenidos y poder compartirlos con ellos. No es nada fácil encontrar agentes pastorales que conozcan el árabe.

Iniciábamos la jornada con un momento de oración. Después, el joven turco explicaba a todos el camino que deseaba hacer con los niños en los días del campo, y acabábamos el día con otro momento de oración. Deseaba empezar con ellos desde la creación, como signo del amor de Dios por la humanidad. Después, la idea era pasar por los ejemplos concretos de este amor en tres parábolas del Evangelio (el buen samaritano, el hijo pródigo y los talentos), para concluir con el gesto más grande de amor, cumplido por Dios, el misterio de la cruz. Leíamos los textos todos juntos y después nos pedía a cada uno compartir lo que esa Palabra decía a nuestro corazón. A continuación, él recogía lo compartido y lo enriquecía con su reflexión. Nos daba también pautas sobre cómo presentar el texto a los niños en un lenguaje sencillo.

El texto que más tiempo nos llevó fue el del hijo pródigo, porque para algunos de estos jóvenes el Padre fue muy injusto con el hijo mayor. La discusión fue muy acalorada y en algunos momentos divertida. El pobre animador se las vio y deseó para intentar explicarles la dinámica del corazón del Padre. Un Padre que sabe que su hijo se ha equivocado, pero que espera en todo momento la posibilidad de su regreso para abrazarlo, acogerlo, perdonarlo y hacer una fiesta por su regreso. Todavía la imagen de Dios como juez y patrón es muy fuerte en el corazón de estos jóvenes cristianos de Irak.

Al final de los dos días intensos, los jóvenes deseaban seguir compartiendo, pasar tiempo juntos y hablar de su fe; pero no fue posible porque necesitábamos iniciar el campo de los niños.

Para nosotras fue una gran alegría ver a este grupo de jóvenes, que viven una situación de mucha precariedad a nivel económico, educativo, social y religioso, tan comprometidos y ansiosos de ayudar al grupo de niños a vivir una fuerte experiencia de fe. Que Jesús pueda encontrar nuestros corazones abiertos para acogerlo en nuestras vidas en esta nueva Navidad. Sobre todo que podamos reconocerlo y acogerlo en los hermanos y hermanas más necesitadas.

Feliz Navidad.