El papel de los cristianos: «Podemos ser un puente entre Oriente y Occidente» - Alfa y Omega

El papel de los cristianos: «Podemos ser un puente entre Oriente y Occidente»

Lo que comenzó como una primavera en el mundo árabe, se está convirtiendo, en algunos países, en un auténtico yugo, explica Tony Assaf, libanés, uno de los periodistas cristianos árabes más influyentes y director del Centro de Estudios vaticano de la Universidad de Santo Tomás Moro. Assaf ha participado en el seminario organizado, el 5 de mayo, en Roma, por el Patriarcado Maronita, sobre el papel de los cristianos en Oriente Medio, en el que también ha participado el cardenal Jean Luis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso

Jesús Colina. Roma
Celebración de un vía crucis por la Via Dolorosa, en Jerusalén.

¿Por qué ha quedado trastocada la Primavera árabe, dejando a un lado los objetivos originales de paz y democracia?
La respuesta es complicada. Yo siempre hago esta analogía: no es posible darle una chuleta a un recién nacido. No logrará masticarla. Creo que eso les sucede a estos países, donde su gente ha comenzado una revolución, pero no organizada y sin un proyecto claro y duradero. Para mí, el mundo árabe no estaba todavía listo.

En el congreso que hemos celebrado, se encontraba monseñor Paul Matar, arzobispo de Beirut de los Maronitas, quien explicó que «el entusiasmo por la Primavera árabe en su inicio era verdaderamente legítimo». Sin embargo, «nubes obscuras cubrieron el cielo de esta primavera prometedora». Fuerzas más o menos escondidas, pertenecientes a corrientes integristas, irrumpieron en el escenario público. Esperaban desde hacía tiempo una oportunidad para hundir a los sistemas políticos. De este modo, se presentó un nuevo conflicto entre una juventud hambrienta de libertad y de Derecho, y estos grupos, que tratan de establecer modelos de Gobiernos que no reconocen los derechos de igualdad. Éste es el dilema de esta Primavera árabe, que todavía no ha sabido florecer. Yo diría que parte de la culpa la tiene Occidente, pues, si bien la ha ayudado y empujado, ha olvidado muchos de los aspectos culturales y religiosos de este mundo árabe.

¿Cuáles son las soluciones?
El cardenal Tauran dijo, durante este encuentro, que Occidente está decidido al diálogo, pero para entablar este diálogo es necesario conocer a aquel con quien dialogamos. Occidente tiene que saber con quién dialoga, tiene que conocer al mundo árabe, al mundo musulmán. No se puede dialogar si no comprendes lo que dice tu interlocutor. Esto es lo que está haciendo la Santa Sede, y en particular Benedicto XVI, con el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos, centro de investigación que está ayudando a entablar un encuentro con los musulmanes. Este diálogo y conocimiento debe tener lugar con respeto y para lograr una mutua comprensión.

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice uno de los grandes islamólogos, el padre Samir Khalil Samir, cuando afirma que Occidente quiere diálogo, pero a muchos les falta conocimiento. La gente dialoga con los musulmanes con el corazón, pero hace falta corazón y cabeza. Al cristiano le decimos: «¡Aprende! Lee el Corán, y averigua lo que dice y su sentido». Y al musulmán le decimos: «Lee el Evangelio y averigua lo que dice y su sentido».

¿Qué papel tienen los cristianos de Oriente Medio?
Podemos ser un puente entre Oriente y Occidente. Podemos ayudar a Occidente a comprender y a emprender la verdadera senda del diálogo con el Islam. En virtud de nuestra multiculturalidad, tenemos una misión: ayudar a los cristianos a que encuentren el sentido sagrado en la liturgia, en la oración, también en la vida pública. Excluir el sentido religioso es una pérdida. Es necesario afrontar y comprender la diversidad, pues es un don de Dios.

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