Benedicto XVI recibió, el domingo, a los 26 obispos de Angola y Santo Tomé, en visita ad limina. Conocedor de la realidad del país tras su Viaje en 2009 a Luanda, al que calificó como un pueblo «que no se cansa de buscar a Jesucristo, amarlo y servirlo con generosidad y alegría», el Papa aludió a tres grandes problemas para los cristianos angoleños: el reducido número de matrimonios católicos; la tendencia de los bautizados a recurrir a las prácticas de religiones tradicionales africanas, «incompatibles con el seguimiento de Cristo» —y puso de ejemplo los niños y ancianos asesinados por hechicería, lacra para la que pidió la erradicación—, y los resquicios de tribalismo, que generan rechazo entre comunidades. El Papa formula estos temas en vísperas de su Visita a Benín, del 18 al 20 de este mes, para firmar la exhortación postsinodal de la II Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, que pondrá de relieve el papel de la Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz.